EEUU prevé ampliar su Armada con buques de superficie no tripulados y autónomos, submarinos, aviones embarcados y otros equipos militares modernos. Según el secretario de Defensa de EEUU, Mark Esper, la futura flota será capaz de "dar un golpe mortal desde el aire, el mar y debajo del agua" y se centrará en la región Indopacífico, como escenario prioritario para el Ejército de EEUU, porque considera a China como una amenaza a la seguridad estadounidense.
Al respecto, el director del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad de Nanjing, Zhu Feng, consideró que EEUU ejerce una amplia presión sobre China e intenta extender su influencia geopolítica a toda Asia.
"No solo es la presión en el comercio, la diplomacia, la ciencia, la tecnología y la cultura, sino que también siguen aumentando la intimidación militar contra Pekín. EEUU está tratando de lanzar una nueva guerra fría contra China, viéndola como su principal adversario estratégico", explicó.
A su vez, el analista ruso Alexéi Mujin calificó las declaraciones de Esper de propaganda para impresionar y tratar de intimidar a China.
Según Mujin, este tipo de declaraciones tendrá el efecto contrario porque solo harán que China aumente su capacidad militar en la región para responder a la actividad estadounidense en el mar.
"Sus aliados miran a EEUU con sospecha, dudando de que serán protegidos. Incluso Australia muestra dudas de que pueda confiar plenamente en EEUU en temas de seguridad, por no hablar de Japón que ha aumentado su presupuesto militar, dejando claro que la presencia de las bases militares estadounidenses en su territorio puede ser pronto inapropiada", señaló.
Por su parte, el analista y estratega militar Vladímir Evséev considera que los planes de EEUU pueden interpretarse en Taiwán como un apoyo a las fuerzas separatistas y esto será un grave problema para las relaciones entre EEUU y China independientemente de los resultados de las elecciones presidenciales de noviembre.
Evséev concluyó que EEUU con la ayuda de Taiwán está tratando de presionar a la China continental tanto política como militarmente.
La China continental respondió a la última provocación estadounidense, un viaje del 17 al 19 de septiembre a Taiwán del secretario adjunto de Estado de EEUU, Keith Krach, con un ejercicio militar que incluía un escenario de combate cerca del estrecho de Taiwán. En ese entonces, el portavoz del Ministerio de Defensa de China, Ren Guoqiang, calificó el ejercicio como una acción legítima y necesaria para proteger la soberanía nacional y la integridad territorial.