El 22 de agosto, Navalni fue trasladado a Berlín desde Rusia después de pasar dos días en un hospital de la ciudad de Omsk, donde fue ingresado tras perder el conocimiento durante un vuelo procedente de la ciudad de Tomsk.
Los partidarios de Navalni acusaron directamente al Kremlin de estar detrás del estado de salud del opositor, algo que el portavoz de la presidencia rusa, Dmitri Peskov, negó y tildó de "ruido vacío".
Varios políticos alemanes, por su parte, se expresaron a favor de revisar el apoyo de Alemania al proyecto Nord Stream 2 en relación con las nuevas circunstancias en el caso de Navalni.
Empresarios alemanes, a su vez, se opusieron a esta idea, al destacar que el proyecto es necesario para toda Europa.
El representante de la Asociación Empresarial Alemana para el Este, Andreas Metz, dijo que es incorrecto reaccionar a la situación en torno a Navalni con sanciones económicas.
Entre los países que se oponen al nuevo gasoducto figuran Estados Unidos, que busca vender a Europa el gas natural licuado de sus yacimientos de esquisto, y algunos países europeos como Polonia, Letonia y Lituania.
Ucrania, que teme perder sus ingresos por el tránsito del gas ruso, también está en contra del proyecto.
Posición de Alemania
El 28 de agosto, la canciller federal alemana, Angela Merkel, afirmó que su país no considera necesario cambiar su política respecto a Moscú por la situación de Navalni.
Merkel destacó la necesidad de terminar la construcción del gasoducto independientemente de lo ocurrido con el opositor ruso.
"Considero inapropiado vincular este proyecto económico con el caso de Navalni", enfatizó.
Por su parte, el 6 de septiembre el ministro de Exteriores alemán, Heiko Maas, dijo en declaraciones al diario Bild que "sería un error excluir" consecuencias para el proyecto y le dio a Moscú unos días para "ayudar a aclarar" la situación en torno a Navalni.
Según el portavoz del Ejecutivo germano, Merkel considera incorrecto excluir de la discusión cualquiera de las opciones.
Seibert, a su vez, indicó que es prematuro hablar cuál será la reacción de la Unión Europea (UE) a la situación de Navalni.
Este 8 de septiembre la agencia DPA informó citando a sus propias fuentes, que en una reunión cerrada de la fracción de la alianza de la Unión Cristianodemócrata (CDU) y la Unión Social Cristiana de Baviera (CSU) en el Bundestag, Merkel señaló que en la etapa actual es necesario "escuchar lo que dicen los socios en la UE" sobre el caso de Navalni.
"El siguiente paso será que Rusia dé explicaciones y luego la UE tomará una decisión común", sostuvo.
Otras reacciones
El sábado pasado, el primer ministro sueco, Stefan Lofven, aseguró que Suecia no apoya los intentos de otros países de detener el tendido del gasoducto Nord Stream 2 que conectará a Alemania y Rusia por el fondo del mar Báltico.
"Ya hemos tomado todas las decisiones con respecto a la emisión de un permiso para [la construcción] de Nord Stream 2. Para nosotros es muy importante que se respete el derecho internacional", dijo Lofven en una entrevista con el periódico Frankfurter Allgemeine Zeitung.
Durante la entrevista el primer ministro sueco señaló que en el caso de Navalni se necesita "una investigación independiente y creíble" y apuntó que Rusia debe "llevar todos los culpables a la justicia".
Por su parte, el presidente de EEUU, Donald Trump, dijo el 7 de septiembre estar a favor de que Alemania cancele el proyecto debido al incidente con Navalni.
A su vez, Peskov, portavoz del Kremlin, indicó que "por cada llamamiento a parar la realización de este proyecto, resuenan dos declaraciones sobre lo absurdo de estas propuestas".
A la pregunta de si el Kremlin ve algún riesgo de bloqueo del proyecto por parte de Alemania, el portavoz de la presidencia rusa respondió con un "No" rotundo.
Ahora parece difícil adivinar cuál será el futuro del Nord Stream 2. Alemania tendrá que elegir entre:
- actuar como miembro de la UE y esperar una reacción de toda Europa al presunto envenamiento de Navalni;
- seguir sus propios intereses pragmáticos, de los cuales uno es mantener su independencia a la hora de elegir a los proveedores del combustible, sea Rusia o EEUU.