Con la venia
Más que 'con la venia', con la orden. Así ya se alistan las fuerzas israelíes para dar otro zarpazo, y van, a territorio palestino aprovechando la espalda ancha de EEUU, pero que en el fondo es la del yerno del inquilino de la Casa Blanca, Jared Kushner, y de nadie más, que a base de susurrarle en el oído a su suegro, logró poner a disposición de Netanyahu toda la maquinaria bélica y diplomática —que a los efectos actúan como sinónimos— del país norteamericano.
Pese a las denuncias a todo nivel realizadas por la parte palestina, parece que nada puede frenar la voluntad de Israel, pero las piezas del tablero comenzarán a moverse en función del ambiente electoralista en EEUU. Así es como se elegiría el momento, pese a los anuncios de plazos por parte del premier israelí, quien está siendo juzgado por corrupción.
"Estamos en otro capítulo más del intento del movimiento y la ideología sionista, que es la ideología oficial del Estado de Israel, de conseguir el máximo territorio posible, con el mínimo de población palestina", resume al respecto Jorge Ramos Tolosa, profesor de Historia Contemporánea de la Universidad de Valencia.
Palestina: ¿gritos sordos?
Mientras, Riad Maliki, ministro de Asuntos Exteriores de la Autoridad Nacional Palestina, sentenció que "La declaración de una parte del Valle del Jordán como zona militar y la demanda de que los palestinos salgan de allí, de hecho, puede considerarse como una declaración de guerra, y es realmente un comienzo de la anexión". Lo hizo en una rueda de prensa en la Oficina de la ONU en Ginebra.
Y apostilló: "Por supuesto, no dudaremos si es necesario apelar a la Asamblea General de la ONU y al Consejo de Seguridad". Un planteo que según Ramos Tolosa tiene algo de inocencia. "Y aquí hay que partir de una contradicción básica fundamental: y es que la Autoridad [Nacional] Palestina —creada en estas 'negociaciones' y a partir de los Acuerdos de Oslo en 1993, y en los años posteriores con Oslo II— no es el germen de un Estado, ni el Estado palestino existe de manera efectiva en la realidad porque no tiene las competencias mínimas de un Estado, ni posibilidad de movilidad ni continuidad territorial, y ningún otro elemento", sentencia el profesor Jorge Ramos Tolosa.