Además, se calcula que 25% de la población obtiene el vital líquido cada tercer día, una o dos veces por semana o de vez en cuando, mientras que 7% no recibe ni una gota, por lo que deben conseguirla por otras vías, como llaves públicas, pozos, ríos, lagos o pipas.
Por una parte, esta situación refleja las condiciones de desigualdad que imperan entre la población mexicana. Las comunidades más lejanas a las redes de distribución suelen ser las más pobres, además de que la gran mayoría de los organismos de distribución del agua están lejos de operar eficientemente.
Sobre esto, hay condiciones climáticas y geográficas que deben tenerse en cuenta para explicar los problemas de suministro de agua en México, explicó Jorge Fuentes Martínez, coordinador de proyectos del Consejo Consultivo del Agua (CCA), en entrevista con Sputnik.
"Casi no hablamos de eso, pero es una realidad: estamos situados en una franja, que cruza el país, que lo hace sufrir de sequías. Es muy importante mencionar que, actualmente, estamos en una emergencia de sequía, que fue decretada por las autoridades [el 12 de abril], justamente porque esta emergencia del COVID-19 se está cruzando con una emergencia de sequía. Es uno de los años más secos que va a tener el país", comentó.
Esta situación implica que, en regiones como el norte de Veracruz o la Península de Yucatán los cuerpos de agua se encuentren prácticamente secos. El suministro de agua se encuentra comprometido en esas zonas, lo cual también ha afectado a otras actividades productivas de la zona, como la ganadería y la agricultura.
Por otra parte, algunas zonas urbanas también han visto comprometido su abasto de agua en los últimos años. En este caso, las circunstancias se asocian tanto a la concentración demográfica, como a las medidas de aislamiento que las autoridades implementaron desde marzo.
Ciudad de México es un ejemplo claro de este problema. La mayor parte de su zona metropolitana se abastece del Sistema Cutzamala, un sistema hidráulico que extrae gran parte del agua de siete presas ubicadas en el Estado de México y Michoacán. Ante la distancia entre origen y destino, el sistema emplea las plantas de bombeo más grandes de Latinoamérica.
Pese a ello, diversos expertos han alertado de que el sistema es ineficiente, pues pierde gran parte del agua que extrae, además de que requiere dar mantenimiento a la mayor parte de su equipo. Esto provoca que, de vez en cuando, el servicio dado por el Cutzamala sea interrumpido para llevar a cabo reparaciones de emergencia.

Aunque la reparación fue rápida, nada garantiza que este fenómeno no se repita en los próximos días. Según Sacmex, el Cutzamala opera a su máxima capacidad (16 mil litros por segundo sin interrupción) desde la primera semana de abril, a fin de garantizar el servicio de agua en el Valle de México durante la contingencia sanitaria por la COVID-19.
Jorge Fuentes, junto con diversos expertos en el tema, alertan del reto que representa mantener el servicio de agua durante estos días. Sin embargo, el coordinador de proyectos del CCA agregó una variable clave para el futuro de esta prestación.
Asimismo, Fuentes Martínez recalcó la importancia de que la ciudadanía tome conciencia sobre la importancia de cuidar el agua.
"El agua que tenemos va a ser la misma, sólo que se va a ir ensuciando más. Es tarea de los Gobiernos ver cómo vamos a limpiar esa agua, pero tenemos que empezar a involucrarnos, como ciudadanos, es en incorporar mejores hábitos para su uso en la vida diaria. Si no hacemos eso, no habrá agua que alcance ni política pública que sirva para garantizarnos agua por las siguientes décadas", concluyó.