Justamente desempolvando recetas y recuerdos ante la amenaza de la pandemia, los ecuatorianos buscan por estos días jengibre, limón, anís estrellado, clavo de olor, cúrcuma, ajo, cebolla paiteña y miel de abeja, entre otros productos, casi con la misma preocupación y desesperación con la que buscan mascarillas, alcohol y otros desinfectantes, ahora imprescindibles para tratar de enfrentar el avance de la nueva enfermedad.
"Yo hago todos las noches agua de limón con jengibre, anís estrellado, clavo de olor y cúrcuma y le doy calientita a mis hijos; no tengo miel de abeja así que me toca poner azúcar; esta bebida es muy buena para subir las defensas", dice a Sputnik Elizabeth Heredia, desde un barrio del centro norte de Quito.
Heredia recuerda que cuando ella era niña su abuelita le daba esa agua cuando estaba resfriada.
"De tanto oír agua de brujas yo misma me imagino con un gran sombrero de bruja, en un fogón de leña y una olla gigante mezclando los ingredientes", añade Heredia en medio de risas.
El médico de Heredia ya le recomendó que disminuya las especies porque son irritantes, pero ella dice que por lo menos usará la pócima una semana más, y luego continuará solo con el agua de limón bien caliente.
Tomar los remedios caseros en tiempos de coronavirus puede resultar costoso pues ahora en Ecuador es difícil encontrar algunos productos, con excepción de los limones.
"Está carísimo el jengibre, antes yo compraba una libra por unos tres dólares, ahora quieren venderme una patita de jengibre en un dólar", dice a Sputnik Narcisa Angulo, quien solo sale de su casa hasta el local de una indígena, ubicado a cuatro cuadras, en busca de frutas y legumbres.
Un estudio del mes pasado del Ministerio de Agricultura y ganadería del país andino determinó que el limón, el banano y el jengibre registraron una alta demanda en Ecuador, a raíz del estado de emergencia declarado por el Gobierno para enfrentar el avance de la pandemia.
A los tres productos se les atribuye propiedades antioxidantes y de aumento de las defensas en el organismo.
"A mí todo me puede faltar, pero limones no; yo tomo una limonada en ayunas, todos los días, sin poner azúcar y bien caliente y míreme estoy muy bien, no me he resfriado pese a que tengo rinitis", comenta a Sputnik Ruth García, empleada pública.
El precio de los limones no varió, pero si lo hiciera García dice que los compraría porque "la salud vale más que el dinero; ni todo el oro del mundo paga mi salud".
Patricio Ramos, un artista callejero de Quito, también recurre religiosamente a las recetas de su abuelita: "las noches tomo leche tibia con ajo; al ajo lo hago hervir en la leche y espero a que entibie para tomarla; sabe feo, pero ya me he acostumbrado y sé que esto me ayuda a mantenerme bien", dice a Sputnik.
Elena Ortiz, en cambio, cree en las propiedades del bicarbonato con sal.
"Todas las noches, mi esposo, mis dos hijos y yo hacemos gárgaras de bicarbonato con sal para evitar cualquier tipo de infección en las vías respiratorias", enfatiza a Sputnik Ortiz, que realiza teletrabajo para una institución pública, mientras su esposo trabaja de manera presencial en una institución financiera de Quito.
El uso de remedios caseros se volvió común desde hace por lo menos un mes, a raíz de que se detectó el primer caso de COVID-19 en Ecuador, y se convirtió en un verdadero rito, tanto para su compra, como para su consumo diario.