"Guayaquil necesita ayuda humanitaria. Están podridos los cadáveres en las casas. Tengo un paciente muerto hace cinco días en la casa y nadie lo ha ido a retirar, contaminando a todo el mundo", advirtió a Sputnik la médica ecuatoriana Julieta Sagnay, una de los tantos profesionales de salud que experimentan en carne propia la peor cara del COVID-19.
La primera decisión de la médica fue aislarse para evitar contagiar a familiares y pacientes. Internamente "minimizó" la enfermedad, un error que según ella cometió gran parte de la población ecuatoriana. "Tenía la esperanza de que fuera dengue y si era COVID-19 decía 'bueno, pasará como cualquier resfrío'".
Sagnay no tenía presente el potencial de la enfermedad para "complicarse" luego de la primera semana con síntomas, pudiendo transformarse en una neumonía. "Empecé a presentar falta de aire y disnea (dificultad en la respiración)", rememoró. Colegas médicos le sugirieron entonces realizarse una tomografía, dando inicio a un raíd en el que la psiquiatra se encontraría cara a cara con el caos que vive el sistema sanitario ecuatoriano.
El resultado de la tomografía indicó que Sagnay debía ser hospitalizada. Al no tener recursos para pagar una internación privada, debía recurrir nuevamente a un hospital público en Guayaquil. Al volver al hospital, a fines de marzo, volvió a encontrarse con un panorama desolador.
"Lo que vi fue desastroso: vi cadáveres en la emergencia, en el baño. Nadie me lo contó, yo lo ví. Está mi historia clínica, no lo pueden negar", afirmó.
A la médica le indicaron que había una cama en la que podían ingresarla. Sin embargo, lo visto en el centro de salud la hizo rechazar el ingreso. "No me ingresé porque temí nunca regresar. Hice tiempo y en la madrugada acudí a otro hospital público", narró. Efectivamente, logró ingresar en el Hospital de Milagro, una pequeña ciudad a 45 kilómetros de Guayaquil. Allí, donde conocía a algunos colegas, su percepción mejoró: había una "excelente atención" para ella y otros pacientes.
La médica ecuatoriana Julieta Sagnay contrajo COVID-19 durante su trabajo. En un vídeo, contó su periplo que vivió para ser diagnosticada y el caos en el sistema sanitario en Guayaquil. pic.twitter.com/XqAQnOXmul
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En busca de las medicinas contra el coronavirus
Cuando, el 23 de marzo, el viceministro de Salud ecuatoriano, Ernesto Carrasco, dijo en una entrevista con el canal de televisión Teleamazonas que el uso de cloroquina en pacientes con coronavirus "evita la progresión de neumonía severa" al menos en el 50% de los pacientes, la demanda de la droga se disparó en las farmacias.
Se trata del mismo medicamento utilizado habitualmente contra la malaria y el lupus y que ya es utilizado para tratar el COVID-19 en países como China, Rusia o Francia. También había sido comentado por el presidente estadounidense, Donald Trump, como una posible alternativa. En América Latina, ya se iniciaron pruebas en Brasil, Venezuela, México y Ecuador.
"La gente tiene miedo y muchos compraron medicinas sin necesitarla y se están automedicando por el error que este señor (el viceministro Carrasco) comete", sostuvo Sagnay.
La médica y su familia debieron recurrir a las redes sociales y a la asistencia de expacientes para encontrar cloroquina en otras ciudades de Ecuador. Su esposo debió viajar para conseguirla. Mientras tanto, Sagnay ya padecía cianosis —un cuadro que implica una coloración azul de la piel producto de la falta de oxigenación— y estaba a punto de ser trasladada a terapia intensiva.
El caso de Sagnay no es tan aislado. Desde que comenzó el brote de coronavirus en Ecuador, ya hay 30 médicos fallecidos tras contagiarse de COVID-19 y más de 80 infectados. Una situación que acrecienta la escasez de profesionales de la salud y obliga a especialistas a realizar guardias en las que se ven obligados a practicar procedimientos en los que no están capacitados.
En un emotivo vídeo que grabó cuando estuvo hospitalizada y que compartió con Sputnik, Sagnay reclama medicinas para los demás infectados, especialmente para los médicos cuya vida corre riesgo. pic.twitter.com/uSKUci8kRr
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¿Por qué el coronavirus colapsa a Ecuador?
Luego de haber vivido el coronavirus en su propio cuerpo, Sagnay tiene una postura de por qué, en números absolutos y detrás de Brasil, Ecuador es el segundo país más afectado en América Latina por la pandemia, superando los 120 fallecidos y los 3.000 infectados (cifras que según la médica deberían "multiplicarse por tres porque muchos mueren en las casas sin saber si era COVID-19").
Esa postura, consideró, "logró que no se midiera el peligro" por parte de la población ecuatoriana, que tardó en cumplir el distanciamiento físico recomendado por las autoridades. Según la médica, tampoco hubo un correcto "cerco epidemiológico" alrededor del primer paciente detectado, una mujer que viajó al país sudamericano desde España el 14 de febrero.
"El problema que yo veo es la desinformación. Por no causar alarma o por preocuparse más por la economía nuestros políticos esconden información", sintetizó.
Para la médica, la grave crisis desatada en Guayaquil se relaciona con la tardía reacción de las autoridades, que siguieron permitiendo eventos masivos aún después de comenzados los casos de COVID-19 en la ciudad. Además, los guayaquileños siguieron saliendo a las calles "celebrando vacaciones" sin atender a la necesidad de evitar las salidas. Eso, remarcó, no ocurrió en Quito, donde "hubo más disciplina" por parte de la población.
Tengo q subir esto; son 5 días que no retiran el cadáver de mi paciente Maldonado de su casa Brasil #2719 y José Abel Castillo una anciana vive ahí por favor @PedroPabloDuart @ottosonnenh @AnderssonBoscan @PolyUgarteG @PoliciaEcuador @bessygranjaOK @paultutiven @jimmyjairala pic.twitter.com/j9wTbAOA4d
— Julieta Sagnay Dra.💙 (@JulietaSagnay) April 2, 2020
Sagnay cargó también contra las autoridades ecuatorianas que "hablan de enfermedades sin ser médicos" y toman decisiones "sin criterios médicos", al tiempo que fustigó la polémica surgida alrededor del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) por presuntos sobreprecios en una licitación para la compra de insumos médicos.