"La realidad mexicana se encuentra ante un escenario económico absolutamente adverso, que no teníamos desde el año 1975, cuando el entonces presidente Luis Echeverría (1970-1976) tuvo un fuerte enfrentamiento con el empresariado mexicano", compara el economista que coordina el Laboratorio de Análisis en Comercio Economía y Negocios de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Al mismo tiempo, la agencia calificadora de riesgo Moody's anunció esta semana una recesión con una contracción de 4% para este país, mientras que JP Morgan, una de las casas financieras más antiguas de EEUU, estima un derrumbe de 7% de la economía mexicana en 2020.
Asimismo, la agencia financiera Standard & Poor's (S&P) redujo el 26 de marzo la calificación de la deuda soberana de México por los efectos del coronavirus y al impacto de los precios internacionales del crudo en el país petrolero que se vinieron a pique.
"A la vez, llega la nueva nota de S&P que baja un escalón y pone en perspectiva negativa la deuda de Petróleos Mexicanos, cuando los números de la empresa petrolera estatal también van a la baja", indica el académico.
Este cuadro que ya es grave, se profundiza porque la economía cierra su actividad social, educativa y laboral, del 20 de marzo al 20 de abril, para contener la pandemia del nuevo virus SARS CoV-2.
Sin embargo, no son esos 30 días de parón por el "distanciamiento social" preventivo que detienen la economía, "sino que desde la primera quincena de marzo en curso ya se sentía una débil caída de la economía", describe el investigador.
"Estamos hablando de 45 días en que el 56% de la fuerza laboral del país estará en cuarentena, que causará una fuerte caída del consumo del orden de 863.000 millones de pesos (unos 35.000 millones de dólares), cuando la economía mexicana va a tener una contracción en el primer trimestre de 2020", pronostica.
¿Qué hacer?
El Gobierno mexicano tiene que presentar necesariamente alternativas para salir de este profundo bache económico, en el que las agencias financieras advierten una caída en la confianza de los inversionistas, ante la narrativa estatista del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Si el Gobierno federal no sanea las finanzas públicas, los expertos observan dos grandes riesgos para la administración federal de la izquierda nacionalista.
El primero, prosigue el coordinador del grupo, es que sus programas sociales que impulsa, con unos 500.000 pesos anuales (más de 21.000 millones de dólares actuales) para favorecer a unos 20 millones de beneficiarios, la quinta parte más pobre del país, "no tengan recursos financieros para impulsar sus metas".
Y dos, "que se ponga en riesgo los cuatro grandes proyectos estratégicos gubernamentales, si se queden cortos por falta de ingresos".
Los otros dos megaproyectos son el aeropuerto en la principal base militar Santa Lucía, por 4.000 millones de dólares, y el proyecto de interconexión del Istmo de Tehuantepec, para unir con un ferrocarril de 300 km dos puertos, en costas del Golfo de México y el Pacífico, por unos 7.000 millones de dólares.
Pero el ingreso petrolero que alimenta casi 20% del gasto público del presupuesto federal está cayendo alrededor de 40%, apunta el economista.
Finalmente, "tendremos una fuerte caída de las importaciones, porque el tipo de cambio del peso con el dólar aumenta de manera considerable y se ha depreciado en los primeros dos meses del año", puntualizó el economista.
Pero ese avance, que se debe al debilitamiento general del dólar ante todas las monedas, es un suspiro comparado con las cinco semanas consecutivas de pérdidas, lapso en que la divisa mexicana acumuló una depreciación de 32%, casi seis pesos, ante la moneda estadounidense.
En el plano global, el jueves se llevó a cabo una reunión virtual de líderes del G-20, de las mayores economías globales, al que pertenecen Brasil, México y Argentina.
Los líderes señalaron que en conjunto están inyectando más de 5.000 millones de dólares a la economía global, enviando la señal de que podrían anunciarse medidas contracíclicas adicionales, dependiendo del avance de la pandemia y de su impacto económico.
Mientras tanto, en todo el mundo se han registrado 509.164 casos de COVID-19 y 23.335 muertes, según el reporte del viernes de la Organización Mundial de a Salud.