"Se debe tratar de que las economías locales o familiares no se vengan abajo con el cierre completo de actividades. Porque entre menos tiempo estén cerradas las empresas y los negocios, los espacios de consumo y las cadenas productivas, la recesión será menos impactante para ellos. Estados Unidos y China tendrán situaciones muy complicadas que enfrentar por cuenta propia y México no puede sustraerse de esa realidad", consideró Enrique Gutiérrez Márquez, director del Departamento de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad Iberoamericana.
En su discurso matutino del 18 de marzo, el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) mencionó que su Administración tenía en mente cuidar a la gente que se busca la vida todos los días en la calle. De modo similar, la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, pidió el 17 de marzo evitar la anticipación de medidas drásticas ante la pandemia.
"Como jefa de Gobierno mi responsabilidad es la salud pública, pero también la seguridad y la economía; el bienestar de la población", sentenció en un mensaje divulgado en redes sociales.
La necesidad vital de seguir trabajando la admiten también los grandes empresarios. Así, Ricardo Salinas Pliego, el director de Grupo Salinas, indicó que "no moriremos por coronavirus, pero sí de hambre", porque "la inmensa mayoría de la población no vive de un sueldo, no vive de sus ahorros, no vive del Gobierno".
Por su parte, Carlos Javier Cabrera Adame, profesor de la facultad de Economía de la UNAM, resaltó que "es un hecho que la población en la economía informal se vería más afectada por la parálisis económica, ya que ellos no tienen prestaciones, ni algún tipo de seguridad social que los proteja en caso de quedarse sin ingresos. Esa situación les será verdaderamente complicada, por lo que una eventual recesión pegará más fuerte en esta población".
Sin embargo, el retraso en las medidas también puede poner en peligro la salud de estos grupos. Al respecto, Laura Flamand Gómez, profesora-investigadora de El Colegio de México, destacó que "las personas que viven al día están más expuestas porque siguen circulando y, en consecuencia, se van a enfermar más". En general, comentó, han sufrido condiciones como malnutrición, diabetes, hipertensión, o se trata de adultos mayores que no tienen seguridad social.
"Solo tienen acceso a servicios que históricamente han tenido financiamiento bajo, así como recursos humanos y materiales limitados", añadió.
Como alternativa, Flamand Gómez apunta la posibilidad de entregar a estas personas transferencias monetarias no condicionadas, medida anunciada en los últimos días por los Gobiernos de Argentina o Brasil.
A pesar de las críticas, la opinión profesional en temas de salud, articulada por el representante de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en México, Cristian Morales, consiste en que la declaración de la Fase 2 de contingencia fue tomada con antelación, en el momento correcto. Se espera que el país entra en la Fase 3 el día 19 de abril.
"La Fase 3 es la fase de máxima transmisión, es la fase de mayor cantidad de casos por día y es la fase donde el riesgo principal es que se sature el sistema de salud", comentó Hugo López Gatell, subsecretario de Prevención y Promoción de Salud.
A su vez, el presidente de México, López Obrador, subrayó que ahora, cuando el país se encuentra en la Fase 2, es necesario seguir con las recomendaciones que se propusieron para el período de la Jornada Nacional de Sana Distancia con el fin de "entrar más leve a la tercera etapa".