El brote mundial de coronavirus vino a golpear a la economía argentina cuando ya se encontraba en el piso. La salud de las finanzas locales, restringida de dólares y con necesidad de ellos para poder afrontar los inminentes vencimientos de deuda, depende de las exportaciones y el funcionamiento del mercado interno, en grave recesión y con una inflación cercana a 50% en los últimos dos años.
Argentina lleva dos años seguidos con caídas en su PBI anual y 2020 se preveía como el tercero consecutivo, aunque todo apunta a que las previsiones serán peor que lo esperado. Según estimaciones de diferentes consultoras, el país tendría una caída extra de su PBI de hasta 0,5 % para alcanzar un negativo de entre 1,5% y 2% anual.
"Por la irrupción de la pandemia se prevé una desaceleración del PBI en 0,5%, pero los últimos eventos sugieren que la caída en la actividad podría trepar hasta 1,5%", estimó la consultora Abeceb, que además calculó una caída de 5% en las exportaciones, con una pérdida de 3.400 millones de dólares.
Crisis internacional sobre crisis local
Las restricciones comerciales internacionales comenzaron a partir del inicio de 2020 con la epidemia de Coronavirus en China y tuvieron como consecuencia la caída de las demandas y de los precios de materias primas claves para la Argentina como la soja, el maíz y la carne.
"El mercado de capitales estaba un poco sobrevaluado y por el coronavirus se generó un proceso de ajuste era probable que sucediera tarde o temprano. El mundo entero va hacia un trimestre de recesión y eso va a afectar a Argentina, por la devaluación de la moneda brasileña hace perder competitividad a la argentina y genera presión devaluatoria y por la caída del precio de las commodities", explicó Spotorno.
Las acciones de las empresas argentina se vieron comprometidas con las caídas bursátiles en el mundo y las medidas de emergencia que tomó el Gobierno para restringir los movimientos internacionales y restringir las aglomeraciones innecesarias verán afectados gravemente el turismo y las industrias del entretenimiento, de las pocas que se mantenían competitivas en el país.
"Esto va a afectar la actividad económica. Habrán hoteles que no van a vender habitaciones, taxistas que no van a transportar gente, restaurantes y comercios que van a vender menos. No sabemos en cuánto va a empeorar en números pero es un hecho", aseguró el economista.
La deuda externa, enfermedad preexistente del paciente Argentina
Una recesión global sumada a mayores conflictos comerciales produce otro fenómeno que golpea duro a las posibilidades de mejora de la economía: la reconfiguración del mercado financiero, que se vuelve más conservador y aversivo a inversiones en un país con la baja confiabilidad como Argentina: El riesgo país pasó los 3.000 puntos y hay pocas señales positivas en las negociaciones por la deuda externa.
"La tasa de interés que va a tener Argentina una vez negociada la deuda va a ser más alta porque el riesgo es más alto, los acreedores van a pedir un rendimiento mayor de los nuevos bonos para entrar al canje, y eso complica las cosas aún más", insistió Spotorno.
El total de la deuda externa argentina es de alrededor de 300.000 millones de dólares y la porción mayor, cercana al 65 %, está contraída con fondos de inversión extranjeros y atada a legislación internacional.
Con el Fondo Monetario Internacional (FMI) Argentina tiene una deuda de 44.000 millones de dólares, con vencimientos de pago para años siguientes. Para 2020, se estiman vencimientos por 37.000 millones de dólares, 12.800 millones de dólares con los bonistas privados, incluidos intereses.