Las estrategias de marketing político entrenan para ganar los debates electorales y hasta la Presidencia de la República, más no para gobernar Colombia.
Iván Duque ha visto cumplido su sueño de ser presidente de Colombia, pero en su primer año como aprendiz la calidad de vida de la gente humilde del país ha ido empeorando cada vez más.
El descontento social se ha ido traduciendo en marchas e impopularidad del Gobierno colombiano. Desde hace más de una semana en Colombia se registran movilizaciones contra el Gobierno de Iván Duque. Cada día que pasa las protestas sociales son más multitudinarias.
Según las más recientes encuestas, la desaprobación de Iván Duque ya va por el 70%; la tendencia de su impopularidad es seguir aumentando, debido a que el presidente de Colombia no se sintoniza con el pueblo. Hace falta que el mandatario nacional abra las puertas a un diálogo real, franco y eficaz con la gente. Se comprometa y cumpla los acuerdos.
Los problemas de Colombia habían estado como escondidos debajo de la alfombra de los principales medios nacionales, pero se visibilizaron más y más, luego de la reincorporación de las FARC.
Por ejemplo, los corruptos se han metido al bolsillo más de 17 billones de pesos en dos años, en tanto que la misma María Juliana Ruiz, esposa del presidente Iván Duque, admitió durante su participación ante el Comité de Seguridad Alimentaria de la FAO que más de 560.000 niños en Colombia son víctimas de desnutrición crónica. El país marcha también por ellos y contra todas las formas de violencia.
El primer magistrado de la nación debe contribuir a que reine la paz y la armonía entre los colombianos para que cicatricen las heridas por tanta violencia, esa que ha dejado un reguero de sangre y ocho millones de desplazados en todo el país.
Se precisa de un dirigente capaz de escuchar a la gente y a sí mismo. El presidente Duque debe tener siempre presente lo que manda la Constitución Política de Colombia: "La paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento".