¿Tiembla la industria armamentística?
Ninguna de las armas más potentes que actualmente están en activo —ni tal vez las que estén por venir— son las más eficaces que existen hoy sobre la Tierra. Para Dunford el arma con las mayores capacidades destructivas e imposible de contener es… un enjambre de drones caseros.
El reciente ataque contra dos refinerías saudíes dejan en claro al menos un par de conclusiones para la Administración norteamericana: primero, y reconocido por el propio Mike Pompeo, las pobrísimas prestaciones de los sistemas de defensa antiaéreas estadounidenses Patriot; y segundo, según Dunford, que "ningún sistema será capaz de defenderse de una amenaza como esa".
"Lo que este hombre dice es una soberana tontería. Lo que hay que conocer realmente son los datos de cómo se realizó el ataque", observa el analista militar Juan Aguilar.
Para el también periodista, "la operación demuestra que unos drones casi caseros —porque nadie se va a creer que los drones yemeníes son de altísima tecnología ni de vanguardia, son drones caseros valorados en unos 20.000 dólares por dron, es decir, estamos hablando de un precio muy bajo— alcanzan 1500 kilómetros, comprobado por funcionarios de Naciones Unidas".
"Lo que dice el militar norteamericano es realmente bochornoso, porque esto significa que todo el sistema de defensa antimisiles Patriot que van vendiendo por ahí a precio de oro, no vale un pimiento. Esa es la verdad. Claro, reconocer eso es muy grave para la industria de defensa norteamericana y para sus negocios", remacha el analista militar.
En estas circunstancias, Aguilar indica que para Washington "lo más adecuado es acusar a Irán de tener drones de alta tecnología, que [según pueden especular en EEUU] 'los habrá conseguido con China, con Rusia, o Dios sabe por dónde', [antes] que decir que unos cabreros desde una montaña de Yemen son capaces de hacer unos drones que no detectan sus misiles Patriot. Pero aún así, esto es poco creíble".
"La realidad es que todo el sistema de defensa antimisiles [Patriot de Arabia Saudí] estaba enfocado con sus radares y sus sistemas hacia el Golfo Pérsico y hacia las costas de Irán, desde donde se puede prever un ataque masivo contra las instalaciones críticas saudíes. Es decir, estaban mirando para otro lado, y los drones yemeníes venían desde el sur", explica Aguilar.
Golpe a golpe
En este contexto, EEUU anunció para noviembre el despliegue de una misión internacional con 55 barcos para patrullar aguas marítimas cercanas a Irán en la llamada Operación Centinela, según la agencia Kyodo. Para esta partida que plantea en ese tablero, EEUU sólo logró la participación de algunos peones: Australia, Bahréin, Reino Unido y Arabia Saudí, pero no consiguió el concurso de aliados como Japón, Alemania y Francia, que no están afines de tener más líos gratuitos.
De acuerdo al analista, "Irán responde de esta forma realizando maniobras con China, con Rusia —y con quien se apunte— en el Golfo de Omán que está al lado del Golfo Pérsico y además muy cerca del tablero este geopolítico: muy cerca de Yemen, de Arabia Saudí, muy cerca de todos estos puntos críticos".
"¿Hay actores dispuestos a ir más allá e incendiar todo aquello [la región]?", se pregunta el periodista. "Sí, el Reino Unido, Israel. ¿Hay actores que no quieren porque saben que los perjuicios pueden ser mayores? Sí, la presidencia de Trump y la propia Arabia Saudí".
El analista justifica sus planteamientos. "Porque a pesar de la derrota tremenda que ha significado el ataque yemení contra sus refinerías, no deja de ser menos cierto que al menos los precios del petróleo han subido algo, lo cual les favorece, y [Arabia Saudí] ha demostrado ciertas vulnerabilidades que le expone ante el abismo. Es decir, tendrán que tomar medidas, y la más sencilla es intentar rebajar la tensión", concluye Juan Aguilar.