"Lamentablemente, la equívoca política de afinidades ideológicas, impulsada por los gobiernos del Frente Amplio (izquierda) significó un retroceso, porque implicó una ruptura con una política exterior defensora de los derechos humanos y de los principios democráticos. La posición asumida ante la crisis en Venezuela puso en cuestión la credibilidad del país", dijo a Sputnik el asesor en materia internacional del Partido Nacional (centroderecha), Diego Escuder.

"Tendremos apertura al diálogo, a buscar los mecanismos y alternativas que habiliten una salida pacífica y ordenada, con el respeto absoluto de los derechos humanos, del derecho internacional y sus organismos rectores", señaló Clavijo.
El asesor del opositor Partido Colorado (centroderecha), Agustín Espinosa, comentó que "Venezuela atraviesa una verdadera catástrofe humanitaria".
"Tenemos que cambiar lo que el Gobierno ha hecho hasta el momento. (...) Uruguay, como país amante de la paz, defensor de los derechos humanos y signatario de numerosos acuerdos internacionales, debe levantar su voz y condenar en todos los foros internacionales al régimen venezolano", sostuvo Espinosa.
Por su parte, Clavijo consideró que la salida pacífica de Venezuela no puede ser posible sin un "diálogo político real" y que debe realizarse sin "imposiciones del extranjero".
"En un país como Venezuela, con la importancia estratégica que tiene por su riqueza en recursos naturales, hay intereses extranjeros que repercuten. Tiene que ser una solución de los propios venezolanos", agregó.
Consideró que actualmente el diálogo está cortado en Venezuela debido a las sanciones económicas que ha impuesto EEUU sobre el país y señaló que el que "verdaderamente sufre" es el pueblo.
"Si había un causante de que las partes, tanto el oficialismo como la oposición, estuvieran sentadas negociando es por la iniciativa que tuvo Uruguay", agregó.
Venezuela sufre una crisis política y económica que se intensificó en enero pasado cuando el diputado opositor Juan Guaidó, respaldado por EEUU, se declaró "presidente encargado" de la nación.
En tanto México y Uruguay se declararon neutrales y propusieron un diálogo entre las partes para superar la crisis.
Uruguay es uno de los países de la región que se negaron a plegarse al Grupo de Lima, que no reconoce a Maduro como presidente legítimo.
Mercosur
Clavijo aseveró que un nuevo Gobierno del Frente Amplio haría énfasis en el Mercosur como "plataforma de integración con el mundo".
"El Mercosur debe generar condiciones para poder negociar. Una cosa es que Uruguay negocie solo con un país y otra cosa es hacerlo en bloque", sostuvo Clavijo.
"No ayuda que cada país negocie acuerdos comerciales por separado cuando las industrias latinoamericanas pueden complementarse. Hay aspectos del Mercosur que funcionan muy bien, como los acuerdos en el área social, laboral, integración, movilidad y educación. Creemos que hay que seguir impulsando los espacios de integración políticos, como puede ser el Parlasur para profundizar el relacionamiento de los gobiernos subnacionales", agregó.
Por su parte, Espinosa y Escuder expusieron una visión más crítica del bloque, señalando que es necesario que sea una "plataforma ágil, moderna y flexible".
"Vivimos en un mundo en el que se firmaron más de 300 acuerdos bilaterales en los últimos años y en el que las uniones aduaneras cayeron en desuso. El Mercosur no ha conseguido resultados relevantes, más allá del reciente Acuerdo con la Unión Europea. Queremos un Mercosur que sea una plataforma ágil, moderna y flexible", sostuvo Espinosa.
Espinosa consideró que el objetivo de Uruguay debería ser "retomar la soberanía" sobre la política comercial y concertar "la mayor cantidad de acuerdos de libre comercio de buena calidad" posibles.

"La magnitud del Mercosur como mercado de destino y origen de nuestro comercio internacional y la necesidad de fortalecer su agenda externa exigen como tarea permanente que estas acciones sea impulsadas construyendo consensos a nivel regional, pero nunca construyendo ataduras que impidan flexibilidad en nuestro accionar", agregó.
Consideró que "la ideología no puede ser un limitante" y que se debe buscar la consolidación de una zona de libre comercio, avanzando en la concreción del acuerdo con la Unión Europea e impulsando una aproximación a la Alianza del Pacífico (Chile, Colombia, México y Perú) para proyectar al Mercosur hacia un "regionalismo abierto".

El 17 de diciembre, el canciller argentino Jorge Faurie sostuvo que el Mercosur es un "un bloque cerrado, que no termina de perfeccionarse" y exhortó a que se intente cambiar esa inercia.
El Mercosur está integrado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, con Venezuela suspendida y Bolivia en proceso de adhesión plena.
Similitudes
Clavijo, Escuder y Espinosa presentaron similitudes en la posición "aperturista" que debería tener Uruguay para su inserción internacional; consideraron que es necesario impulsar acuerdos de libre comercio para abrir los mercados.
"Los acuerdos de libre comercio garantizan a un país chico que busca mercados grandes, acceder a estos con reglas claras y previsibles. Por lo tanto, creemos que los acuerdos de libre comercio son una herramienta beneficiosa para la inserción comercial del Uruguay que nos permitirá vender al mundo productos con trabajo uruguayo", afirmó Espinosa.
Asimismo, los tres señalaron que es necesario atraer la inversión de todos los países posibles, por lo que las relaciones con China, EEUU y Rusia son "estratégicas".
"Rusia es una potencia a nivel mundial. La idea es seguir profundizando las relaciones con Rusia. No se puede negar la importancia que tiene a nivel mundial. Como también lo son EEUU, China y la Unión Europea. Más allá de afinidades políticas, no se puede negar la importancia que tienen cada uno de ellos", sostuvo Clavijo.
Escuder dijo que la irrupción de China y de otros actores en la economía global genera "oportunidades" para Uruguay que deben ser "aprovechadas".
China fue el principal socio comercial de Uruguay, representando el 26% de las exportaciones con montos exportados de 2.328 millones de dólares.
Le siguieron la Unión Europea (18%), Brasil (12%), Estados Unidos (7%), Argentina (5%), y México (4%).