En particular, el ente castrense estadounidense publicó una propuesta de contratación pública para llevar a cabo un segundo estudio sobre los efectos que podría tener la administración de testosterona a los soldados.
También, obviamente, les interesan las mejoras en el rendimiento físico que podría acarrear el uso de esteroides anabólicos.
No obstante, el uso de esteroides anabólicos para crear 'supersoldados' es un plan fallido desde el principio y carece de perspectivas.
Una idea sin sentido
Según la licitación, el estudio se llevará a cabo sobre 32 voluntarios que serán seleccionados entre 128 soldados que se ofrezcan para la participación en la investigación.
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Pero hay que recordar, que originalmente todos los esteroides fueron creados con fines médicos, y algunos de ellos siguen usándose para tales propósitos. Esto significa que los efectos de estas sustancias ya están extensamente estudiados.
Entonces, no queda nada clara la razón para llevar a cabo semejantes estudios, cuando todos los datos ya están disponibles, a menos que el verdadero objetivo sea de carácter financiero.
Agresividad máxima
En el documento original de la licitación se menciona que el Ejército estadounidense quiere estudiar los efectos que tendría el uso de testosterona sobre las capacidades cognitivas de los soldados y su agresividad.
Estas cuestiones ya tienen una respuesta bien clara. Las sustancias anabólicas no afectan al rendimiento cognitivo de los humanos, así que la capacidad de razonar de los soldados sobre esteroides no mejorará.
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En cuanto a la agresividad, esta es normalmente causada por tales esteroides como la trembolona o el estanozolol, que tienen unas destacadas cualidades androgénicas. Por su parte, es muy raro que la testosterona cause lo que se conoce como "la rabia de esteroides".
Al igual que cualquier otro medicamento, los esteroides no funcionan igual para todos. O sea, incluso con la misma dosis los efectos pueden variar de persona a persona.
Así, un soldado podría hacerse incontrolablemente agresivo, mientras que otro no cambaría desde este punto de vista.
Lo que es más, la testosterona es también capaz de evocar un efecto contrario: muchos deportistas que usan este esteroide experimentan la letargia y es considerado como algo normal.
Una pesadilla logística
A diferencia de muchos otros medicamentos, la testosterona inyectable suele venir con diferentes ésteres, que le permiten permanecer en el cuerpo durante un determinado tiempo sin activarse. De tal modo, las inyecciones pueden hacerse una vez por semana, cada dos semanas o incluso una vez al mes.
No obstante, al interactuar con una enzima llamada aromatasa, la testosterona en nuestro cuerpo se transforma en el estrógeno. Obviamente, cuando hay exceso de testosterona, también lo habrá de la hormona femenina.
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Ello puede acarrear múltiples efectos secundarios relacionados con los altos niveles de estrógeno. Normalmente, los fisiculturistas toman medicamentos especiales que bloquean esta enzima y así previenen la aparición de estos efectos indeseados.
Además, durante la administración de los esteroides anabólicos es necesario hacer análisis de sangre regulares y chequeos médicos para modificar las dosis e introducir medicamentos adicionales en caso de que sea necesario.
Soldados 'con senos' y otras pesadillas para los médicos
Incluso cuando se toman todas las medidas de precaución, pueden aparecer efectos secundarios, ya que todas las personas son diferentes y tienen sus propias predisposiciones.
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Uno de los efectos secundarios que más problemas podría crear para los médicos militares en el campo de batalla, es el acné que puede aparecer como consecuencia del uso de esteroides anabólicos, incluida la testosterona.
También está la cuestión de los efectos secundarios causados por un nivel elevado de estrógeno: ginecomastia (crecimiento de senos), sentimiento de fatiga, cambios repentinos de humor, retención de líquido y elevada presión arterial.
Todos estos factores pueden influir negativamente sobre el rendimiento y la salud de los soldados, y lo que es peor, es que pueden hacerlo de una manera imprevisible porque los efectos secundarios son difíciles de predecir.
¿Cuánta testosterona es mucha testosterona?
En el primer estudio, llevado a cabo en 2016, se hablaba sobre el uso de la cantidad de testosterona que fuera suficiente para mantener los niveles normales de esta hormona en los soldados sometidos a importantes esfuerzos físicos.
El objetivo era parecido: prevenir la pérdida de la masa muscular en condiciones extremas, así como mantener el rendimiento físico y mental.
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No obstante, pocos se dan cuenta de que no se pueden tomar ni siquiera dosis pequeñas de testosterona sin que haya consecuencias. En términos simples, cuando se administra la testosterona externa, el cuerpo humano deja de fabricarla por su propia cuenta, sea cual sea la dosis.
Durante estas semanas de recuperación el cuerpo vuelve a fabricar la testosterona de una manera natural, con la ayuda de la hormona gonadotropina coriónica humana (HCG) en las etapas iniciales. Es una de las etapas más difíciles del uso de esteroides, puesto que muchos se sienten muy mal mientras se recuperan.
En caso de que los esteroides se administren de una manera excesivamente prolongada sin el debido descanso y recuperación, la capacidad natural de generar testosterona puede perderse para siempre.
Viabilidad práctica nula
Ambos estudios se interesan por el mantenimiento de la masa muscular cuando a los soldados se les limita la alimentación. Pero esta moneda tiene dos lados.
Por una parte, los esteroides de verdad son tremendamente efectivos para prevenir el catabolismo (contrario al anabolismo, o pérdida de masa muscular).
Al mismo tiempo, todos los fisiculturistas conocen el increíble apetito que los esteroides pueden causar, puesto que llevan la síntesis de proteínas hasta el máximo. De tal modo, aunque los soldados podrían mantener su masa muscular incluso comiendo menos que los demás, les esperaría una auténtica tortura mental.
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