El hundimiento del Helge Ingstad, que regresaba de las maniobras de la OTAN, fue, sin duda, el accidente más sonado de todos los relacionados con las maniobras Trident Juncture 2018. Un caso sin precedentes: una modernísima fragata, armada, ni más ni menos, con misiles balísticos Aegis, colisionó con un carguero y se hundió en las costas del país en tiempos de paz.
Sin embargo, de lo que más se quejaron en realidad los ciudadanos noruegos de a pie fue de los más de 400 pequeños pero desagradables incidentes en los que se vieron involucrados los militares de la OTAN: desde tanques arrasando el terreno cosechado hasta soldados defecando en zonas públicas.
"Es horrible, se trata de tener buenos modales. Tenemos que ir limpiando después de que los soldados hagan de vientre. Es, literalmente, un trabajo de mierda", se quejaba entonces la mayor de las FFAA de Noruega, Marianne Bo.
Bajas en las autopistas
Fueron registrados hasta 412 accidentes que causaron daños al medio ambiente y a las infraestructuras del país, así como 51 quejas de los lugareños. En particular, se registraron un total de 30 accidentes de tránsito con participación de máquinas militares.
Así, tres camiones chocaron entre las comunas de Tydal y Roros el 23 de octubre. Los conductores no supieron mantener la distancia adecuada entre las máquinas en la resbaladiza vía invernal. Otras cuatro máquinas se salieron de la pista y se volcaron al intentar esquivar el inminente choque. La circulación en la vía tuvo que ser detenida por varias horas, mientras helicópteros sanitarios evacuaban a los cuatro militares heridos y los remolques retiraban los autos accidentados.
Ese mismo día horas después, un blindado embistió contra un autobús de pasajeros en el pueblo de Glomos. Afortunadamente, no hubo heridos mortales, pero el conductor del autobús sufrió lesiones.
Las siguientes bajas militares y 'daños colaterales' entre los civiles se registraron el 3 de noviembre. Ese día, tres blindados suecos Pansarterrangbil 360 se salieron de la pista no muy lejos de las cascadas Isterfossen, cuando uno de los vehículos golpeó un autobús. Otros cuatro militares fueron hospitalizados con lesiones. Entre los civiles nadie resultó herido.
Lamentablemente, no se pudieron evitar víctimas mortales. La tarde del 9 de noviembre, en la comuna Holtalen, murió un cabo del Ejército alemán. Según los medios noruegos, un automóvil embistió a toda máquina contra el militar mientras este cruzaba la calle de noche.
Batallas navales
Además de los accidentes de tránsito, el Trident Juncture 2018 supuso un récord absoluto de incidentes navales. El 17 de octubre, un helicóptero francés NH90 TTH se estrelló mientras intentaba despegar del portahelicópteros de clase Mistral, Dixmude. El accidente ocurrió en el mar del Norte, a 130 kilómetros de la ciudad de Dunkerque, mientras el buque se dirigía a las costas de Noruega. La tripulación del helicóptero no sufrió daños mayores, pero cuatro militares en la cubierta recibieron heridas, uno de ellos de gravedad.
El 24 de octubre, un día antes del inicio oficial de las maniobras, le llegó la hora de retirarse al buque estadounidense USS Gunston Hall. La nave de desembarco no pudo evitar una tormenta en el mar de Noruega. Debido al fuerte oleaje se desató un bote de asalto LCU 1610 de 140 toneladas que golpeó los bordes del buque de desembarco. Como resultado, la nave quedó seriamente dañada y decenas de marines resultaron heridos. El USS Gunston Hall tuvo que retirase de las maniobras y fue escoltado al puerto de Reikiavik (Islandia).
Los primeros días de las maniobras, dos buques canadienses abandonaron temporalmente los ejercicios. El primero fue la fragata Halifax (FFH 330). Una de sus turbinas se incendió el 26 de octubre. Tres días después la fragata Toronto (FFH 333) se quedó a la deriva en las costas británicas al dejar de funcionar una de sus plantas. Para honra de los canadienses, los incidentes lograron ser resueltos y ambas fragatas lograron unirse a las maniobras.
Pero el destino más triste lo vivió la fragata de la Armada noruega Helge Ingstad. El 8 de noviembre chocó con el petrolero Sola TS y rápidamente comenzó a hundirse debido a un enorme agujero debajo de la línea de flotación. Ocho marineros resultaron heridos, si bien toda la tripulación pudo ser evacuada a tiempo. Los remolcadores arrastraron el barco hacia aguas poco profundas. Sin embargo, continuó buceando y finalmente desapareció completamente bajo el agua. El lugar del naufragio ha sido acordonado hasta ahora y se está planeando una operación para levantar la fragata y remolcarla hasta el puerto.
El frente frío
Una fuerte 'resistencia' a las tropas de la OTAN la brindó el tiempo noruego, cuando de repente se descubrió que no todos los miembros de la Alianza Atlántica estaban preparados para manejarse en ese tipo de clima. El 13 de noviembre, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, reveló que muchas averías de la maquinaria militar se deben a que estas no están preparadas para trabajar en este tipo de clima.
Un problema particular es la escasez de uniformes invernales.
Así, el comandante del contingente esloveno en las maniobras, el coronel Uros Trinko, afirmó que muchos de sus soldados se quejaban de que su uniforme no los protegía bien del frío y la humedad de Noruega. En la comuna de Folldal, zona donde estaban desplegadas las tropas eslovenas, la temperatura media anual oscila entre los —27 y los +7 grados centígrados.
Aún les fue peor a los soldados de Países Bajos, que simplemente viajaron a Noruega con uniformes de verano. La portavoz militar holandesa, Barbara Visser, explicó entonces que su dirección simplemente no pensó que en Noruega en otoño hiciera tanto frío. Visser enfatizó, no obstante, que el Ministerio de Defensa holandés compensará todos los gastos que sus militares hicieron en las tiendas de abrigos y zapatos de Noruega.
Invasión de aliados
Por supuesto, la gran afluencia de soldados de toda la OTAN en un país pequeño como Noruega dejó bastante huella, y no precisamente en sentido positivo. Incluso camino a Escandinavia, los 6.000 soldados estadounidenses que desembarcaron en Islandia consumieron en dos días toda la cerveza de Reikiavik.
Los 50.000 soldados que llegaron a Noruega duplicaban en efectivos a todo el Ejército del país norteño. Se registraron varios casos de soldados que defecaban en lugares públicos, cerca de guarderías, escuelas, recintos deportivos. Los anfitriones y visitantes se culparon mutuamente: los primeros apuntaron a la falta de "buenos modales", los segundos a la falta de instalaciones sanitarias.
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"Realmente tenemos un sistema para tratar estos asuntos. Los soldados llevan sus equipos para limpiarlo todo. Pero la próxima vez que tengamos unos ejercicios de gran escala, debemos hacer esto más estricto", afirmó la mayor de las FFAA de Noruega, Marianne Bo.
Los informes sobre las vallas rotas, líneas eléctricas dañadas o árboles arrancados de raíz son diarios. Y aún queda por ver lo que podría pasar en adelante. Las maniobras Trident Juncture 2018 culminarán el próximo 23 de noviembre.