El cuartel de la Fuerza de Seguridad de Kosovo (KSF, según su acrónimo en inglés), en Pristina, se engalanó para la ocasión el pasado 14 de diciembre. El Parlamento local había decidido aprobar la creación de unas fuerzas armadas que sustituyan a la actual KSF. El presidente de la autoproclamada república, Hashim Thaci, y su primer ministro, Ramush Haradinaj, asistieron a la ceremonia que pretendía representar la transformación en Ejército de lo que hasta ahora era una "unidad de protección civil".
Que la OTAN "sienta" la decisión de las autoridades de Kosovo pone en evidencia que la Alianza Atlántica tiene poco que decir si el Departamento de Estado decide reafirmar sus intereses en el exterior. A menos que se trate de una declaración de cinismo calculado. Para la galería quedará la reacción del jefe de la organización militar occidental: "Reexaminaremos el nivel de compromiso con las Fuerzas de seguridad de Kosovo".
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Y mientras la OTAN "reexamina", el año se cierra con fuerzas resoplando sobre la eterna hoguera de los Balcanes. Como es ya natural a fuerza de ser habitual, la Unión Europea vuelve a sentirse impotente en un territorio que se convirtió en colonia y base estratégica oficial de Estados Unidos en el patio trasero del Viejo y paralizado Continente, el día de la autoproclamación de su "independencia" de Serbia, un 17 de febrero de 2008.
Los fracasos diplomáticos de Kosovo
Con la decisión, Kosovo pretende recuperarse también de las últimas bofetadas diplomáticas que ha recibido. Varios países que habían reconocido su independencia se han echado para atrás en los últimos meses. Su entrada en la ONU sigue vetada por China y Rusia; su adscripción a la UNESCO fue derrotada en votación, y su integración en Interpol supuso otro fracaso del que las autoridades de Pristina acusan directamente a Belgrado. Como se recordará, tras el veto en la organización policial internacional, Kosovo ordenó un aumento del 100% de los aranceles en la importación de bienes serbios hacia su territorio.
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Según el primer ministro kosovar, Haradinaj, "este ejército tendrá como principal misión contribuir a la paz y estabilidad en el mundo". Unas declaraciones que parecen copiadas de las palabras de una recién elegida Miss Mundo y que provocarían la sonrisa si no se tuviera en cuenta el "curriculum vitae" de los dirigentes de Kosovo.
Un régimen de terror
Hashim Thaci, excomandante en jefe del UCK, Ejército de Liberación de Kosovo —la guerrilla que luchó contra la autoridad de Belgrado para obtener la independencia del territorio, cuna de Serbia— no solo se ha enriquecido personalmente, no solo se ha perpetuado en el poder mediante el fraude y las amenazas, sino que es sospechoso de la limpieza étnica de serbios y de gitanos de Kosovo, y de haber eliminado a sus colegas comandantes del UCK que en un momento pudieron hacerle sombra.
El ahora jefe de Estado fue incluso detenido en Budapest, en 2003, por mandato de Interpol. Pero la presión de ciertos países protectores, como Estados Unidos o Francia, frustraron el trabajo de la justicia. Las conclusiones de Del Ponte y Marty duermen entre la oscuridad y el polvo de los archivos.
La Eulex, la misión de la Unión Europea creada para dotar a Kosovo de una justicia y una policía adaptada a los estándares comunitarios, estuvo minada por la corrupción. Tres de sus jueces fueron acusados de recibir sobornos y hacer la vista gorda sobre los actos criminales de la mafia local.
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El juez italiano Francesco Florit habría recibido 300.000 euros por liberar a un sospechoso de asesinato. Su colega checa Jarislava Novotna habría ocultado investigaciones criminales concernientes al antiguo comandante de la antigua guerrilla UCK, el exministro de Transportes Fatmir Limaj. El magistrado canadiense Jonathan Ratel, al corriente de los hechos, también fue investigado por intentar ocultar las denuncias.
Estados Unidos y Francia fueron los pilares políticos y militares de los grupos armados kosovares que han sido acusados de perpetrar crímenes contra los serbios de Kosovo, ciudadanos kosovares acusados de apoyar a Belgrado, gitanos, y otras minorías étnicas de la antigua provincia serbia.
El futuro de Kosovo: ¿éxodo de serbios o enfriamiento del conflicto? https://t.co/tPPehzHIOw
— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) 29 марта 2018 г.
El apoyo y entrenamiento del UCK de Hashim Thaci por los servicios de inteligencia norteamericanos y franceses, es un hecho desvelado por investigaciones periodísticas convenientemente pasadas por alto por los principales líderes europeos desde el inicio del conflicto en Kosovo, en 1998.
El oscuro apoyo de Francia
Pocos recuerdan que el general francés Xavier Bout de Marnhac dirigió Eulex entre 2010 y 2012. Bout de Marnhac, fue director de operaciones de la DGSE (Direction Général de Sécurité Exterieur), los servicios de inteligencia franceses para el extranjero.
LA CIA y la DGSE son acusadas también de haber ayudado al nacimiento de los "servicios de inteligencia" del UCK, el 'Shik', creado para apoyar las operaciones de los independentistas armados albanokosovares. El jefe del Shik manifestaba en 2011 al diario en línea norteamericano Globalpost, que mantenían relaciones con 25 servicios de inteligencia internacionales. Su jefe entonces, Kadri Veseli, aseguraba al periódico que "los Estados Unidos nos ayudan mucho".
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El Shik, responsable de las peores atrocidades y crímenes de los que se acusa al régimen kosovar, es considerado ahora como el principal instrumento del crimen organizado en ese territorio. Desde antes del final de la guerra en la antigua Yugoslavia, el Shik se convirtió en un escuadrón de la muerte para eliminar a los opositores al UCK de Thaci y a todos los posibles testigos de los crímenes de guerra perpetrados por la banda armada independentista del que ha sido primer ministro kosovar hasta junio pasado.
Desde el año 2000, los servicios de inteligencia de la OTAN tienen pruebas de la implicación de Thaci en las operaciones más sucias llevadas a cabo en territorio kosovar. Al final de su mandato en 2008 la UNMIK (Misión de la ONU en Kosovo) debía transvasar sus datos de inteligencia a Eulex. Los documentos desaparecieron en un incendio inexplicado en el depósito de la OTAN de Pristina.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK