En la década de 1940, Costa Rica vivió varios episodios de violencia política que derivaron en la guerra civil de 1948. Tras el fin del conflicto, el presidente José María Figueres Ferrer, "Don Pepe", suprimió las Fuerzas Armadas; la medida fue consagrada un año después, en la Constitución.
Los dineros que se ahorraron, se destinaron principalmente a las áreas de "salud, educación, obras sociales, como la construcción de viviendas y la creación del Instituto Costarricense de Electricidad, que es la empresa más grande de Centroamérica", indicó Moras sobre los resultados de la abolición.
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Una de las principales conclusiones se da respecto al Producto Interno Bruto (PIB) del país, el cual sería mucho más bajo de no haberse aprobado la eliminación de las tropas. Según los investigadores, entre 1920 y 1949 el PIB crecía a una tasa anual promedio de 1,31%, luego de la abolición y hasta el 2010, el promedio de crecimiento aumentó a 2,44%, dejando a Costa Rica en el segundo lugar en Latinoamérica.

La mayoría de los países de Centroamérica que poseen Fuerzas Armadas (Costa Rica y Panamá no las tienen), contemplan la posibilidad de que se puedan utilizar para "garantizar el orden interno", en particular para combatir el terrorismo y el narcotráfico y crimen organizado" pero también para la protección del medio ambiente o la "seguridad en el campo".
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Según Mora, Costa Rica va por ese camino: las autoridades han encontrado en la militarización de las fuerzas de seguridad la solución a un "problema fundamental" que está padeciendo el país: "El poder de las mafias del narcotráfico, de los carteles de Colombia, y sobre todo los más agresivos que son los de México, tienen un enorme influencia, incluso en los sectores de la Policía". "La respuesta ha sido convertir la Policía civil en Policía militar", aseguró.
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El aniversario se da en medio de un panorama de incertidumbre en las finanzas públicas y dificultades para sostener la inversión social en el país. El lunes 3 el Congreso aprobó una reforma fiscal con la que el Gobierno espera, en el mediano plazo, revertir el agravamiento de la deuda pública.
"Son medidas macroeconómicas impuestas por el Fondo Monetario Internacional (FMI)", advirtió Mora. "Tanto es así que el presidente del Banco Central (BC) costarricense [Rodrigo Cubero, que renunció a un cargo en el FMI para asumir] es prácticamente un procónsul" del FMI en el país.
El exministro considera que "corresponde organizar un gran frente patriótico para resistir a estas reformas, puesto que el 80% de la población se mostró en contra de este paquete de impuestos", agregó.
"La respuesta debe ser del movimiento popular organizado para defender las grandes conquistas del pasado y evitar la destrucción del mayor logro del pueblo costarricense: la creación del Estado social de derecho", resumió.