Moscú y Riad han decidido prorrogar el acuerdo por el que se acordó reducir la producción de petróleo y firmar otro para 2019. La medida sigue a lo que se vio durante los últimos meses. A finales de noviembre el barril de Brent volvía a caer por octava vez consecutiva y alcanzaba los 62 dólares. Es una tendencia bajista que irrumpió a principios de octubre, cuando su precio comenzó a descender a medida que quedaba claro que durante el primer y segundo trimestre de 2019 iba a haber un exceso de crudo y un exceso de oferta por primera vez desde 2016.
Ante este panorama, las grandes compañías petroleras comenzaron a temblar a la espera de la decisión de la OPEP+—el grupo de exportadores de petróleo más los países exportadores independientes, entre ellos, Rusia—. La posibilidad de que el grupo decidiera no reducir la producción de crudo parecía del todo real y, de suceder, el mundo se inundaría de petróleo y de precios semejantes a los de 2014. Nada halagüeño, explica la autora.
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Las riendas tienen dueños
A la incertidumbre pusieron fin los líderes de Rusia y de Arabia Saudí en la reunión que mantuvieron durante el G20 en Buenos Aires. Fue entonces cuando el presidente ruso, Vladímir Putin, y el príncipe heredero saudí, Mohamed Bin Saman, decidieron calmar las aguas. Y si bien no hablaron de cifras, la decisión de no disparar la oferta hizo que el precio del Brent subiese un 5%. Ello convierte a Riad y a Moscú en los países clave de la OPEP+ y, en la práctica, quienes marcan el camino al resto, destacan los expertos.
"Lo más seguro es que la reunión por sí misma solo dejase constancia de que aquí deciden los líderes. A los ministros solo les queda cerrar el acuerdo (…) para evitar un exceso de oferta [de crudo]", explica a Sputnik Alexandr Egórov, especialista en divisas del bróker TeleTrade.
Que el presidente de EEUU, Donald Trump, y el chino, Xi Jinping, hayan hecho amagos de enterrar el hacha de guerra en Buenos Aires congelando los aranceles durante 90 días influye mucho en el mercado petrolero porque reduce el riesgo de que se vaya al traste con el equilibrio entre la oferta y la demanda. Si acaban poniendo fin a la guerra comercial, la economía china se acelerará y, por tanto, comprará más petróleo para abastecer a sus empresas, explica Dembínskaya.
La salida de Catar de la OPEP también influye, pero en menor medida.
Según los analistas, si se tiene en cuenta la posibilidad de que los miembros de la OPEP+ acaben reduciendo la oferta del crudo el precio del barril de Brent pasará a oscilar entre 60 y 70 dólares; una cifra que contenta tanto a consumidores como a productores.
"La decisión del Gobierno de Canadá de reducir la producción de petróleo en la provincia de Alberta [y fijarla] en 320.000 barriles al día para evitar sobrecargar las plantas locales en las que se almacenan también puede jugar un papel importante a la hora de estabilizar el mercado", explica Kochetkov.
A pesar de que Rusia y Arabia Saudí hayan acordado seguir produciendo menos, en el tablero de juego hay otros jugadores que necesitan precios altos, como Venezuela. La conjunción entre sus intereses y el intento de no crisparle los nervios a Trump puede provocar que los miembros de la cumbre decidan reducir la producción pero moderadamente, concluye la autora.