"El 3 de diciembre de 1978 los tambores hicieron una última llamada en homenaje al conventillo Mediomundo, que junto con el conventillo Ansina fueron desalojados por las fuerzas de la dictadura (1973-1985). Desde entonces esto es en reconocimiento de la presencia del aporte afro al Uruguay, a la construcción nacional; es a su vez un llamado a no olvidar y superar esas situaciones de racismo y una oportunidad para visibilizar todo lo que es la cultura negra afrouruguaya", dijo Edgardo Ortuño, exdiputado y presidente de la organización Casa de la Cultura Afrouruguaya, a Sputnik.
"Es una lucha diaria y un día de reflexión para que esas cosas no pasen nunca más, y de convocatoria de unidad y de hermandad para promover estos valores que representa la comparsa de candombe sin distinción de color en un plano de igualdad", agregó.
Durante más de cuatro horas en la tarde del domingo, las comparsas, compuestas por cuerdas de tambores, un colorido cuerpo de baile y personajes típicos del candombe, desfilaron por la calle Isla de Flores del barrio Sur, el más vinculado a la cultura afro, haciendo vibrar a los espectadores congregados a lo largo de más de un kilómetro al ritmo del "borocotó chas chas".
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Las cuerdas de tambores pueden estar compuestas por decenas de estos instrumentos cuyo sonido se diferencia por el tamaño —el chico, de sonido más agudo; el repique, de registro mediano; y el piano, el más grave- y que mantienen una "conversación" de órdenes y respuestas.
Este género musical surgió hace más de dos siglos en Uruguay, cuando los negros esclavos mezclaron los ritmos e historias de sus tribus africanas en un intento por retener sus raíces y su libertad en medio de la servidumbre.
Según expertos, con el correr de los años el ritmo original del candombe se fue desdibujando para dar paso a sonidos más rápidos y a coreografías, pero también a una evolución desde el candombe de la calle al del estudio y a exigentes concursos como el de las "Llamadas" que se celebra en febrero en el barrio Sur.
En Uruguay, 8,1% de la población se declaró afrodescendiente en el censo más reciente de 2011, en un total de 3,3 millones de personas.
Históricamente, la población negra ha sido la minoría más afectada por la desigualdad en este país sudamericano.