El 1 de enero de 2019 Bolsonaro llegará finalmente al Palacio de Planalto y tomará las riendas del gigante suramericano. Falta poco más de un mes para que esto suceda, pero sus acciones y declaraciones ya están levantando polvareda incluso en el exterior, tras una reñida campaña política caracterizada por una retórica violenta y una alta polarización de la sociedad brasileña.
Jean Wyllys, diputado del PSOL por Río de Janeiro
Mucho antes de que la candidatura de Bolsonaro fuera viable, el diputado federal Jean Wyllys (Partido Socialismo y Libertad, PSOL) había alertado sobre la emergencia del capitán del Ejército y sus estrategias discursivas que hacían apología de la tortura. Profesor universitario en comunicación, el legislador había avizorado el rol que tendrían las noticias falsas en la campaña electoral.
"Lamentablemente la mayoría de los electores escogió a ese candidato. Podemos argumentar que lo escogieron por ser manipulados, pero el hecho es que lo escogieron. Tenemos un presidente con inclinaciones fascistas elegido por el pueblo en base a mentiras", agregó.
El enfrentamiento entre Bolsonaro y Wyllys alcanzó visibilidad en abril de 2016, en pleno juicio político contra Dilma Rousseff. En esa ocasión, el capitán del Ejército dedicó su voto al coronel Carlos Brilhante Ustra, un torturador de la dictadura militar (1964-1985), a quien calificó como "el terror" de la entonces presidenta. Jean Wyllys, insultado previamente por Bolsonaro e irritado a raíz de este episodio, escupió en la cara de su adversario político.
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Durante la campaña y particularmente luego de los comicios, se multiplicaron las amenazas de muerte e intimidaciones a través de redes sociales. Hoy, vive bajo custodia policial las 24 horas. El diputado juzgó como "difícil" su situación actual, a la luz de las amenazas de Bolsonaro de 'eliminar activismos de cualquier tipo'.
"Estoy identificado con toda la agenda de Derechos Humanos y minorías, y mantengo relación con los movimientos sociales. Siempre fui oposición a ese sujeto. Llegué a escupir en su cara cuando elogió a un torturador. Mi situación es difícil. Actualmente ando con escolta policial, estoy bajo custodia, con protección de la Policía las 24 horas. No sé hasta cuándo voy a conseguir vivir así", aseguró el diputado.
En un mitin electoral en Río, dos candidatos a diputados por el Partido Social Liberal (PSL) de Bolsonaro quebraron una placa en homenaje a Marielle Franco. Junto a ellos estaba Wilson Witzel, gobernador de Río de Janeiro electo por el Partido Social Cristiano (PSC), una figura tan controvertida como el mismo presidente electo.
A criterio de Wyllys, ambas figuras "defienden una política de seguridad basada en el exterminio de las personas", un hecho preocupante para muchos sectores vulnerables de la población, como "mujeres, negros y negras y la comunidad LGBT". Según afirmó, "alguien que no admite oposición, que no admite movimientos sociales, es un dictador, no un demócrata".
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"[Witzel] defendió abiertamente en la televisión que como política de seguridad tomaría el exterminio, que la primera providencia que va a tomar será contratar francotiradores para dar en la cabeza de las personas en la favela", ejemplificó el diputado reelecto.
"Solo gente estúpida puede creer que un presidente electo va a resolver todo en base de la violencia y pensar que va a sacar a ese presidente cuando comience a atacar otros derechos", dijo Wyllys, consultado por Sputnik sobre este punto.
Roberto Requião, exgobernador de Paraná y senador por el MDB
Roberto Requião es senador por el Estado de Paraná hasta el 31 de diciembre de 2019, pues no renovó su banca en las últimas elecciones. Anteriormente, este dirigente del Movimiento Democrático Brasileño (MDB) fue el gobernador de esta unidad federativa, una de las más pujantes del país.
Según el senador por Paraná, su país "está muy mal" y el futuro que se avecina está marcado por "una situación de gran indefinición".
"Ni el capitán Bolsonaro puede saber hoy cómo va a ser su Gobierno. Hay contradicciones internas, como entre los militares nacionalistas y los economistas liberales y entreguistas al servicio de la banca y de los intereses geopolíticos de EEUU", expresó.
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"Por otro lado hay una regresión social explícita: racismo, misoginia, odio a los homosexuales, cosas que caracterizan un proyecto aparentemente judeocristiano, con apoyo de EEUU", indicó Requião.
El Movimiento Democrático Brasileño (MDB), fuerza presente en todas las coaliciones que han gobernado Brasil desde el restablecimiento de la democracia al día de hoy, fue uno de los grandes perdedores de estas elecciones, tanto en número de escaños en el Congreso como en otros cargos electivos.
"El desafío de MDB es existir. El partido asumió la presidencia de la República con Temer y con un Gobierno de extrema derecha, totalmente subordinado a la geopolítica de EEUU y el interés financiero de la banca y del capital baldío, no productivo", consideró el senador, una de las voces más críticas contra el juicio político a Dilma Rousseff en sus filas partidarias.
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Asimismo, evaluó que el partido, nacido como un frente democrático contra la dictadura, "no se ha consolidado como un partido político". El grupo que ahora forma parte del Gobierno "no representa a la base, que puede pensar de mil otras maneras". En ese sentido, pronosticó "una reorganización partidaria en Brasil a partir de un determinado momento".
Humberto Costa, senador del PT
Humberto Costa es senador del PT por Pernambuco, el Estado natal del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, uno de los bastiones electorales de la centroizquierda brasileña. El integrante de la Cámara alta del Congreso logró renovar su escaño en los comicios de octubre.
"Creo que tuvimos un retroceso muy importante en nuestro país. Las fuerzas que se han unido para ganar las elecciones son muy oscuras, que tienen partes muy fuertes con una visión claramente fascista", opinó.
Costa también consideró que las políticas económicas que serán implementadas de acuerdo con las promesas electorales del futuro ministro Paulo Guedes "van a traer daños a la población, especialmente a los trabajadores y a los más pobres".
Uno de los episodios que ha tomado más por sorpresa a la política brasileña en las últimas semanas es la designación del juez Sérgio Moro como futuro ministro de Justicia. Este nombramiento es polémico, ya que el magistrado —que emitió una polémica condena a prisión por corrupción contra Lula— había asegurado que nunca aceptaría un cargo.
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"Este ciudadano ha sido calificado como siendo un juez imparcial y mucha gente aún cree que lo es. Pero ahora queda muy claro que tuvo una actuación con un objetivo político, que era criminalizar a los partidos de izquierda, especialmente al PT, y bloquear o impedir la candidatura de Lula a presidente de la República", aseveró.
Respecto a las amenazas de Bolsonaro de arremeter con los activismos, Costa opinó que "hay una gran diferencia entre el deseo y la realidad. Si bien cree que el Gobierno entrante intentará "hacer una criminalización mayor de los movimientos sociales", está convencido de que no tendrá el camino tan fácil.
En ese sentido, apuntó a las dificultades que el actual Gobierno tiene para aprobar una ley que permitiría caracterizar como terroristas a movimientos como el Movimiento de los Trabajadores sin Techo (MTST) o sin Tierra (MST).
"No es muy fácil de aprobar esta ley y tampoco es fácil aplicar las que existen para reprimir a los movimientos. Porque son fuertes, tienen larga articulación internacional. En estas situaciones se podría generar verdaderas masacres, lo que sería muy malo para un Gobierno que está empezando", consideró Costa.