"Yo creo que es muy pronto para hablar de eso (riesgo para las instituciones democráticas)", dijo en declaraciones a Sputnik, al ser preguntada al respecto, la comisionada Antonia Urrejola, relatora de la CIDH para Brasil.
La CIDH visitó Brasil por primera vez en los últimos 25 años entre los días 5 y 12 de noviembre, y presentó sus conclusiones preliminares en Río de Janeiro.
Además de presentar una radiografía de la situación de los derechos humanos en el país, los miembros de la comisión certificaron que el panorama puede empeorar en los próximos años con el Gobierno Bolsonaro, tal como les expresaron las personas que trabajan sobre el terreno en esta área.
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"Para todos los comisionados que fuimos a los distintos estados, lo que fue más común, más allá de los problemas puntuales de cada uno, era la preocupación por lo que viene", remarcó Urrejola.

"Nos preocupan mucho que esos discursos, que hasta ahora uno puede decir que son sólo discursos… (…) los discursos llaman a ejercer acciones concretas; ya lo hemos visto en muertes y amenazas", lamentó.
En este sentido, afirmó que la propia CIDH sufrió ese incremento de la violencia, cuando al visitar una aldea indígena en Santarém (estado de Pará, norte) los miembros de la comisión fueron hostigados por un grupo de latifundistas.
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Como contrapunto positivo, la relatora destacó que en sus visitas por Brasil la CIDH detectó una institucionalidad "bastante sólida" en las Defensorías Públicas y Ministerios Públicos de los estados, que cuentan con funcionarios muy comprometidos.
"Son órganos autónomos muy importantes, y esperamos que sigan haciendo su rol", destacó.
La CIDH mantuvo reuniones con autoridades de los distintos niveles de la administración, así como con representantes y organizaciones de la sociedad civil, defensores de los Derechos Humanos, indígenas, afrodescendientes, líderes del movimiento LTGBI, familiares de policías asesinados y habitantes de favelas, entre otros.
Bolsonaro, acusado en muchas ocasiones de racista, homofóbico y misógino, expresó en varias ocasiones su rechazo a las políticas en favor de los derechos humanos y las minorías.
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Durante la campaña electoral hizo promesas como acabar con "todo tipo de activismo" o no demarcar ni un centímetro más de tierra para las comunidades indígenas.