La mayoría llegó a la frontera de EEUU después de trayectos que duraron meses, incluso años, desde países de América Central y del Sur, desde Guatemala y Cuba hasta el sur de Argentina.
En una conferencia de prensa, Trump instó a los integrantes de la caravana a regresar a sus países; la intensa retórica sobre la inmigración se produce justo antes de las elecciones de mitad de mandato del 6 de noviembre.
Los migrantes entrevistados solicitaron el anonimato para evitar poner en peligro su solicitud de asilo y anular sus esperanzas de comenzar una nueva vida en EEUU.
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Un inmigrante cubano le dijo a Sputnik que finalmente alcanzó la frontera de EEUU después de un viaje de dos años.
"Venimos a pedir asilo político. Tenemos problemas políticos allá. No tenemos democracia, no tenemos libertad de expresión. Somos reprimidos por el régimen, por la policía", afirmó el hombre.
"Estoy nervioso pero contento porque no hemos llegado aún pero estamos a un paso de lograr la meta", comentó.
Del lado estadounidense del puente, tres oficiales de inmigración armados con rifles, cuando usualmente usan armas pequeñas, observaban la situación.
"No sigo mucho esa parte de las noticias debido a que uno está viajando y cada país pone sus leyes", dijo el hombre al ser consultado por las últimas medidas tomadas por Trump, y añadió que "una migración controlada sería buena".
Los inmigrantes que acampaban cerca del puente eran originarios de Cuba, Chile, El Salvador, Guatemala, Honduras y otros países, dijo.
"Yo creo que las autoridades de EEUU deberían apoyar a los migrantes porque ellos vienen huyendo de la pobreza, falta de alimentos, en su país han sido muy maltratados", dijo Martín.
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Añadió que varios de los inmigrantes que llegaron a la frontera sufrían de infecciones respiratorias y necesitaban antibióticos además de agua caliente, jabón y otros elementos de higiene.
"En Cuba es la policía", dijo al ser consultado por los peligros de los que huía, y agregó que "si en este momento vuelvo para Cuba me meten preso, y adentro de la prisión son muy complicadas las cosas, puede que te maten".
Cuando se le preguntó si las políticas de inmigración de Trump podrían disuadir a los inmigrantes de viajar a EEUU, dijo que el problema es complicado, pero sí coincidió con la idea de que estos grupos de inmigración, como la caravana, tienen gente mala.
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"En ese grupo se infiltra mucha gente, se infiltra todo el mundo, bueno, malo", comentó.
Un hombre de Guatemala estaba arropado con su familia de cuatro miembros mientras esperaban en la larga fila en el puente.
"Allá no hay trabajo por eso vinimos para acá, de repente hay una oportunidad de entrar a EEUU para encontrar trabajo para mantener a la familia, los que quedaron en el hogar", explicó el hombre.
"Siempre es peligroso pero uno debe arriesgar la vida, luchar en la vida, nunca pensamos en venir aquí pero venimos por necesidad", afirmó.
El hombre guatemalteco junto con los otros en el puente no tienen certeza de que sus esfuerzos serán fructíferos.
"Vamos a ver qué dice Dios, mañana vamos a estar más cerca. Y si no podemos entrar veremos qué plan tiene Dios para nosotros", concluyó.
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Funcionarios mexicanos dijeron que la caravana que se abre camino hacia la frontera con EEUU tiene alrededor de 3.600 migrantes, mientras que la ONU calcula que hay más de 7.000.
