"Aquí lo interesante es que Donald Trump [presidente de Estados Unidos] confirma algo que ya sabíamos muchos de los que nos dedicamos a temas de seguridad, […] que el Gobierno mexicano puso sobre la mesa la cooperación en materia de seguridad", explicó Rodríguez Sánchez.
Rodríguez Sánchez opinó que Trump quiere que México siga siendo su "welfare state", un Estado de "contención": "un colchón ante las amenazas que provienen principalmente del sur: migración centroamericana, refugiados, narcotráfico".
"Fue muy aventurado el Gobierno de Trump al abrir dos frentes —agregó-. Canadá y México son aliados estratégicos desde la Primera Guerra Mundial en términos militares, de seguridad, en defensa", señaló.
Además, según Rodríguez Sánchez, el haber acordado que las salidas del acuerdo no sean unilaterales, sino que al menos dos de las tres partes deberían definir si termina o no el nuevo acuerdo, también es beneficioso para Canadá y México.
Respecto a los desafíos que presenta el nuevo TLCAN y deberá enfrentar López Obrador, el profesor señaló que uno estará en el sector automotriz.
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El nuevo TLCAN aumenta el porcentaje de contenido de autopartes que se deben producir en norteamérica. En el nuevo escenario "no tiene sentido que México reciba más inversiones de plantas de automotores de Corea, Japón, Alemania", aseguró.
Un reto para López Obrador va a ser que se mantengan las inversiones de otros países en las plantas que ya están instaladas en México.
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"En estos años México se modernizó, y es por eso que López Obrador, a pesar de promover la protección de la industria agrícola mexicana, ha estado a favor del TLCAN, porque en términos netos México ha aumentado su producción agrícola gracias también a la exportación hacia los Estados Unidos", concluyó.