Vivieron hace 558 millones de años, y eran ovalados y planos, con una especie de dorsal central. Algunos medían varias decenas de centímetros de longitud y vivían en el fondo de los océanos, sin boca, intestinos ni ano.
Miles de estos fósiles han sido encontrados en las últimas siete décadas, pero su pertenencia al reino animal propició el debate científico durante años por el considerado Santo Grial de la paleontología.
Los Dickinsonia contenían segmentos parecidos a costillas del largo de su cuerpo con forma ovalada, en distintos tamaños, y podía crecer hasta 1,4 metros.
La criatura era parte del período Ediacárico, unos 20 millones de años antes de la era que, según los científicos, marca el surgimiento de los principales grupos de animales, conocida como Explosión del Cámbrico.
Muchos de los fósiles conocidos se encontraban en Australia y habían estado expuestos a demasiados elementos durante muchos millones de años, pero los extraídos en Rusia estaba perfectamente conservados.
En septiembre de 2017, investigadores británicos dijeron que estaban seguros de que era un animal, basándose en un estudio de múltiples fósiles.