Vladímir Putin planteó allí la posibilidad de la firma de un acuerdo de paz entre Rusia y Japón, pero Tokio no la aceptó. Sputnik te explica qué se esconde en este callejón sin salida político.
Desde hace décadas, Tokio reclama la soberanía sobre varias islas en la parte sur del archipiélago de las Kuriles. Son Iturup, Kunashir, Shikotan y el pequeño grupo de isletas Jabomai. Japón considera la parte sur de las Kuriles sus 'Territorios del Norte', para lo que se apoya jurídicamente en un acuerdo ruso-nipón de 1855.
Las islas llegaron a tener 30.000 habitantes en la década de los 80. Después de la disolución de la Unión Soviética, el archipiélago pasó a formar parte de la Federación de Rusia.
En aquella época, el país tuvo que afrontar enormes problemas económicos que propiciaron que la población en las islas se desplomara. Hoy en día, cerca de 20.000 personas viven en el archipiélago.
En los últimos años, Moscú ha invertido importantes cantidades de dinero en el desarrollo de la infraestructura de las Kuriles y prevé seguir con las inversiones en esta región de importancia geoestratégica primordial.
Justo a esta zona hay dos estrechos —de Vries y de Ekaterina— que no se congelan durante el invierno, lo que posibilita la salida de buques rusos al océano Pacífico.
¿Estado de guerra?
El acuerdo contemplaba que Moscú entregaría Shikotan y Habomai a Japón después de la firma del acuerdo de paz. El entonces líder del país comunista condicionó la entrega de las dos islas a la proclamación de Japón como Estado neutral.
No obstante, bajo la presión de Washington, Tokio autorizó a las tropas norteamericanas el uso de bases militares en su territorio. Los soviéticos consideraron que semejante paso iba contra sus intereses y los de Pekín.
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La Unión Soviética se negó entonces a considerar la entrega de Shikotan y Habomai, porque esto aumentaría el territorio que podría ser usado por parte de las tropas estadounidenses.
A lo largo de las últimas décadas hubo numerosos intentos de alcanzar un consenso y firmar el acuerdo de paz, pero ninguno llegó a buen puerto. Pese a esto, Moscú y Tokio no están en estado de guerra y mantienen relaciones diplomáticas.
Un callejón sin salida
De esta manera, la parte nipona reconocería los resultados de la Segunda Guerra Mundial en forma de acuerdo internacional.
Recientemente se ha planteado la posibilidad de la firma de dos acuerdos de paz, uno de 'Paz, Amistad y Cooperación' y el otro de 'Paz y Fronteras'. Streltsov admitió que esta solución es más ventajosa para la parte rusa.
"Esta sería la continuación lógica y natural que podría poner fin al problema de las Kuriles. No obstante, en Japón esto es inaceptable, porque contradice el punto de vista de que la firma del acuerdo de paz entre Moscú y Tokio equivale a la firma del documento que determina la solución al litigio", explicó.
Es dudoso que la parte nipona considere que el acuerdo de paz, amistad y cooperación sea necesario, dado que en la situación actual no hay ningún obstáculo en la cooperación entre Rusia y Japón.
El sueño de Abe
A lo largo de toda su carrera política, Shinzo Abe ha buscado mejorar las relaciones con Rusia. El actual primer ministro de Japón presta especial atención al tema de las Kuriles.
"Abe es una persona muy ambiciosa, pero al mismo tiempo entiende perfectamente que es poco probable que Rusia haga concesiones. Creo que no se hace ilusiones en cuanto a este asunto. Sin embargo, ha adoptado una política muy concreta que ya es demasiado tarde para cambiar", apuntó.
¿Uso conjunto?
Ambas naciones empezaron a discutir la posibilidad de realizar la actividad económica conjunta en la parte sur de las Kuriles hace ya varios años. Desde entonces han sido visitadas por algunos empresarios y políticos nipones. Se ha discutido la posibilidad de llevar a cabo proyectos turísticos, de reciclaje, energía eólica y muchos otros.
Los japoneses pidieron la extraterritorialidad, algo que entraba en conflicto con la legislación de la Federación de Rusia.
"Había que poner los puntos sobre los íes en la fase inicial. De haberlo hecho entonces, hoy este problema no se plantearía. Cada vez que aparezca una situación como esta, será imposible lidiar con ella, dado que esto supone que en las islas no va a regir ninguna de las legislaciones nacionales, algo que es imposible", subrayó.
Así, el experto se mostró escéptico en cuanto a la posibilidad de resolución del problema de las Kuriles.
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"Una opción más cercana a la realidad sería la preservación del statu quo por un largo período de tiempo. Habrá algo de incertidumbre jurídica. Incluso si un nuevo Gobierno llega al poder en uno de los dos países, es dudoso que el enfoque cambie. Las posturas de ambas partes están bien determinadas para un largo periodo", cerró Streltsov.