Según el medio hace ya más de 40 años que el país norteamericano planea disolver Siria y ese plan culminó en 2011, bajo la Administración de Barak Obama.
Injerencia electoral contra Asad
En 2006 Time publicó un informe sobre los documentos relacionados con Siria que circulaban en el seno de la Administración del presidente estadounidense George Bush.
En dichos documentos se declaraba explícitamente el "apoyo de EEUU para organizar encuentros regulares de los activistas sirios en Europa". Según ellos, estos encuentros tenían por objetivo coordinar las acciones de todos los activistas que luchaban contra Bashar Asad.
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Uno de los puntos clave de los documentos eran los planes de intervenir en las elecciones presidenciales sirias de 2007. Para ello se preveía destinar fondos para al menos uno de los oponentes de Asad en las elecciones presidenciales y financiar "campañas educativas entre la población".
"Algunos críticos del Congreso y la Administración dicen que este plan de influir secretamente sobre un Gobierno extranjero debería calificarse legalmente como una operación encubierta", afirmó el columnista de Time Adam Zagorin.
Desde la invasión estadounidense de Irak, a la cual se opuso Siria, la Administración Bush buscó maneras de ejercer presión sobre Damasco, afirmó Joshua Landis, experto en Siria de la Universidad de Oklahoma. Según el académico la injerencia en la política siria fue una de las maneras de presionar a Asad.
"Parecía que para la Administración [de Bush] Siria era la siguiente de la lista para la reforma de Oriente Medio", añadió el especialista.
Siria: daño colateral en la lucha contra Irán
Una de las estrategias de EEUU para luchar contra Irán fue desestabilizar a sus aliados: Líbano y Siria, afirmó el columnista Seymour Hersh en su artículo para The New Yorker. Según él, Estados Unidos se alió con Arabia Saudí, gobernada por los suníes, para luchar contra los chiíes de Líbano.
En particular, el columnista destacó que se organizaron operaciones encubiertas para debilitar a Hizbulá, una organización chií en Líbano apoyada por Irán. Además, Hersh subrayó que EEUU participó en operaciones contra Irán y Siria.
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El reforzamiento de grupos extremistas suníes, que tradicionalmente compartían la ideología de Al Qaeda y veían a EEUU como un enemigo, fue uno de los métodos empleados por el país norteamericano para lograr sus objetivos en Oriente Medio.
Según reveló una fuente del Gobierno de EEUU, los saudíes aseguraron que ellos estaban detrás de los movimientos de los fundamentalistas religiosos y sabían controlarlos.
"No nos importa que los salafistas tiren bombas. Lo que importa es contra quién lo hagan: Hizbulá, Moqtada al Sadr e Irán. También contra Siria en caso de que sigan cooperando con Hizbulá e Irán", añadió.
De hecho, Walid Jumblatt, líder de la minoría libanesa drusa, manifestó y recomendó esta posición a Dick Cheney, que era vicepresidente de EEUU.
"El enlace principal entre Irán y Líbano es Siria. Para debilitar a Irán hay que abrir las puertas a una oposición siria efectiva. Si no os ocupáis de Siria, nos enfrentaremos cara a cara con Hizbulá en Líbano en una larga lucha que podríamos perder", dijo Jimblatt a Cheney.
Por su parte, el secretario general de Hizbulá en Líbano, Hasán Nasralá, afirmó que Arabia Saudí quedaría dividida, igual que los países de África del Norte. Según él, solo quedarían pequeños Estados étnicos y confesionales. "El Estado más fuerte e importante será Israel. Así es cómo será el nuevo Oriente Medio", concluyó.
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