"Cuando estuve de visita en Bruselas, el secretario general de la Federación Europea de Productores Agrícolas me dijo que no les compensaron las pérdidas por el cierre del mercado ruso, y era injusto que las pequeñas empresas agropecuarias de Europa tuviesen que pagar por las contradicciones políticas entre la UE y Rusia", argumentó.
El funcionario explicó que "Rusia es un país con ingresos medios per cápita, el resultado de la implementación de las sanciones contra Rusia fue el estímulo al desarrollo de la producción nacional de los bienes que habitualmente compraban en Europa, especialmente los productos agrícolas".
Pero ahora, Europa se enfrentó a las llamadas sanciones secundarias, y las compañías europeas, a las nuevas exigencias de llevar sus negocios en correspondencia con la legislación de EEUU.
"Los problemas de los países grandes que se imponen sanciones mutuas radica en que son parte de una cadena de producción globalizada", reflexionó, al indicar que las sanciones también afectaron a los productores de EEUU.
Jazairy alegó que se trata de "una actitud obsoleta".
"Usted no puede golpear a Rusia sin golpearse a sí mismo", añadió.
Este estudio, señaló, no se hizo al aplicar las sanciones a Rusia, que fueron tomadas por motivos políticos.
Desde marzo de 2014, EEUU, la Unión Europea y algunos de sus aliados pusieron en marcha sanciones individuales y sectoriales contra Rusia por su actuación en la crisis de Ucrania y lo que califican de "anexión ilegal" de Crimea.
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Rusia sostiene que no es parte del conflicto en Ucrania y que las sanciones son contraproducentes, pero mantiene en respuesta, desde agosto de 2014, el embargo a algunas importaciones agroalimentarias de EEUU, la UE, Australia, Canadá y Noruega.
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