El atentado que le costó la vida a un gendarme y a otras tres personas en la localidad de Carcasona y el salvaje asesinato de una anciana judía en el centro de París vuelven a poner de manifiesto la implantación del islamismo radical en Francia.
El asesino de Carcasona era conocido por los servicios policiales y estaba fichado "S", como se denomina a la categoría de personas que representan una amenaza para la seguridad pública. El Ministro del Interior, Gerard Collomb, y el Fiscal antiterrorista, François Molins, manifestaron que nada hacía suponer que Redouane Lakdim fuera a pasar al acto.
Una declaración de impotencia comprensible si se tiene en cuenta la falta de medios para vigilar 24 horas a los miles de fichados "S" en Francia, pero que los franceses no soportan más como argumento.
Por supuesto, estas encuestas están hechas después del atentado de Carcasona, pero ello no resta valor al hartazgo de los franceses ante las justificaciones habituales de las autoridades políticas después de cada acto de terror islamista.
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Marine Le Pen, presidente de Rassemblement National, y el líder del partido de centro-derecha Los Republicanos, Laurent Wauquiez, han pedido otro tipo de medias, como el restablecimiento del Estado de urgencia, la expulsión de los fichados "S" de nacionalidad extranjera o la prohibición del salafismo o de la organización de los Hermanos Musulmanes.
Escapó de los nazis en 1942 en París; asesinada por islamistas en 2018
En Francia ciudadanos son asesinados solo por ser judíos.
La serie de atentados islamistas que asola el país desde 2012 se inició con la matanza de tres niños y un profesor en una escuela judía. Pero, hasta ahora, la indiferencia sobre estos hechos era ensordecedora. El salvaje asesinato de Mireille Knoll parece que puede despertar al fin la solidaridad de los franceses con sus compatriotas judíos.
Cien intelectuales franceses han firmado recientemente un manifiesto para denunciar el separatismo islamista en ciertos barrios del país. El salafismo —denuncian— ha tomado el poder en estas zonas ante el abandono político. A ello habría que añadir la colaboración de políticos locales de toda ideología que han fomentado el clientelismo.
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La ambigüedad de Macron
A la espera de su programa, sorprende leer que Argelia anuncia el envío de 100 imanes a Europa. ¿Qué control puede tener un gobierno de Europa sobre la ideología y la preparación de imanes enviados del exterior? El laicismo francés debería también reformarse en ese punto y formar en su propio país a los imanes que van a predicar en sus mezquitas. Imanes franceses, educados y formados en los valores republicanos y no provenientes de países donde la sharia se coloca por encima de la ley terrenal.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK