Así, el magnate declaró que en Rusia se produce el "resurgir de una potencia", al tiempo que calificó a la UE de "organización al borde del colapso".
Pero —irónicamente— las declaraciones de Soros solo benefician al presidente ruso, Vladímir Putin. Si un actor político tan poderoso como el magnate norteamericano se queja de la eficacia de un supuesto ataque de Putin contra su organización, entonces el mandatario ruso es mucho más poderoso que cualquier otro líder europeo, opina Iván Danílov en un artículo para Sputnik.
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Al igual que la Casa Blanca, Soros acusa al Kremlin de intentar acabar con el orden mundial. De este modo, las declaraciones de Soros acerca del resurgir de Rusia son de hecho un "revisionismo", desde el punto de vista de Washington, ya que tanto Moscú como Pekín figuran en la nueva Estrategia de Seguridad Nacional de EEUU como "potencias revisionistas" que desafiaron los intereses del país norteamericano y la hegemonía de Washington. Asimismo, de acuerdo con EEUU, Rusia "murió" tras perder la Guerra Fría en 1991, y esta es la razón por la que el renacimiento del "adversario derrotado" causa pánico entre algunos políticos occidentales, afirma Danílov.
De este modo, Putin se convirtió en una "mala compañía" para los políticos europeos, puesto que es capaz de mostrar que hacer frente al 'establishment' estadounidense —en particular, a Soros— puede convertirse en una manera de obtener ciertos beneficios geopolíticos e incluso simpatías por parte del electorado. De hecho, el líder ruso se convirtió en el "primer populista europeo" e inspiró a políticos como el húngaro Víktor Orban o la francesa Marine Le Pen.
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Pese a que, tras la llegada al poder de Emmanuel Macron, el llamado "euroescepticismo prorruso" empezó a perder terreno, es Soros quien afirma que la Unión Europea está al borde del colapso. Y podría tener razón ya que tiene acceso a los niveles más altos del 'establishment' occidental, asimismo, ya no puede esperar a que la economía rusa colapse en un futuro próximo, señala Iván Danílov.
No obstante, tras el fracaso de la 'guerra relámpago' económica contra Rusia, sería mejor que Washington hiciera todo lo posible para llegar a acuerdos con Moscú, defiende el autor. Pero debido a la cantidad de dinero y tiempo invertido en el mito mediático de la supuesta "amenaza rusa", parece que este escenario es todavía lenjano.
En cualquier caso, tarde o temprano los políticos occidentales tendrán que reconocer que Rusia no solo no se va a desintegrar, sino que incluso reforzará sus posiciones en el escenario mundial, concluye el autor.