Tras aquello, Soros comenzó a tomar parte en actividades especulativas y en hacer de las divisas nacionales su objetivo. Ese mismo año, el magnate obligó a Italia a abandonar el Sistema Monetario Europeo y, en secreto, comenzó a vender una enorme cantidad de liras, lo que le costó a Roma pérdidas de 48.000 millones de dólares.
Desde entonces, Soros supo qué negocio se le daba bien: imponiendo dificultades y, con ellas, desestabilizando a los gobiernos nacionales de aquel u otro país, el húngaro comenzó a obtener grandes beneficios. No es extraño, pues, que existan tantos países que tachen al magnate de especulador y lo tilden de actuar fuera de la ley, explica Sommossa.
En 2016, la institución filantrópica Open Societies, fundada por Soros, sufrió un ataque informático y salieron a la luz datos sobre la financiación de diversas campañas electorales y de asociaciones cuya actividad, en principio, era la de proteger los derechos humanos en varios países.
Los datos demostraron que el objetivo de dicha financiación había sido causar inestabilidad política en aquellos países en los que las organizaciones de Soros tenían presencia. De esta forma se esperaba que las organizaciones obtuviesen beneficios.
Aquellos que todavía creen en su total falta de interés personal o en sus sentimientos de amor hacia la humanidad, deberían informarse más sobre la Fundación Soros y sus principales objetivos, uno de los cuales es la liberalización de las drogas en el mundo, concluye el autor.