La revista The National Interest tuvo la oportunidad de repasar con el experto la agenda bilateral de EEUU y de Rusia. Sputnik le ofrece un resumen en exclusiva de la entrevista, disponible en inglés en la página web del medio.
La brecha ucraniana
Según Migranyán, el Gobierno ruso responderá con contundencia al suministro de armas letales estadounidenses a Ucrania. Las primeras reacciones de la Cancillería rusa sobre los planes de la Casa Blanca ya han sido "extremadamente negativas" y todo apunta a que las tensiones irán en aumento.
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Ahora, la Administración Trump está cruzando una línea roja que ni siquiera su antecesor, Barack Obama, "muy anti-Rusia y anti-Putin hacia el final de su mandato", se atrevió a cruzar.
"Sabemos lo que implica suministrar armas letales. Luego vendrán los asesores y los instructores. Y luego participarán en operaciones militares porque tendrán que enseñar a los ucranianos a usarlas", advierte el experto.
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Si se consuma el envío de armas letales, Rusia podrá alegar que el conflicto ya no es solo un tema interno de Ucrania y que en realidad se trata de una guerra por la influencia de EEUU y la OTAN en la región. Hasta ahora en Europa y en EEUU no han dudado a la hora de afirmar que Rusia está implicada en el conflicto ucraniano, pero en el futuro Moscú podría anunciar abiertamente que toma parte en él argumentando que se trata de una agresión externa, sostiene el experto.
El asalto estadounidense a Irán
Por otro lado, "Washington no tiene muchas posibilidades de influir en Irán porque su sociedad es muy hermética". La Casa Blanca carece de herramientas para ejercer presión sobre el país persa y un cambio de poder es poco probable, según Migranyán.
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No obstante, como todavía no está clara la estrategia de Washington, Moscú está pendiente de las declaraciones y de los pasos que se van dando desde EEUU.
La mítica 'injerencia rusa' en las presidenciales estadounidenses
El profesor ruso expuso también la postura de Rusia y de los propios rusos sobre la supuesta injerencia del Kremlin en las presidenciales estadounidenses de 2016.
"Rusia ha exigido en reiteradas ocasiones pruebas sólidas de la presunta injerencia. No las ha obtenido. Y la explicación, desde el punto de vista ruso, es absurda: que si los servicios secretos de EEUU lo están investigando, que si pueden o no explicar esto o aquello, que si no pueden revelar sus fuentes…", se lamenta el experto.
Para los rusos, ejercer tanta influencia en el país más poderoso del mundo es motivo de orgullo, ironiza Migranyán, pero "lo vemos como un sainete". Todo el ruido mediático, la larguísima investigación, la guerra por las noticias falsas… Ignoran que "nada tiene sentido", dice.
El politólogo ruso, no obstante, propuso por un momento imaginar que realmente fue una potencia exterior la que reveló a los estadounidenses los secretos de Hillary Clinton y de otros altos cargos del Partido Demócrata.
"[Si hipotéticamente] se ofreció al pueblo de EEUU información sobre sus líderes. (…) Si hubiera sido Rusia la responsable —una acusación que nadie puede probar—, tendrían que darle las gracias", apunta.
Siria, tras la derrota de Daesh
Por otro lado, es poco probable que Rusia esté interesada en un enfrentamiento directo: "Moscú está muy satisfecha con los resultados que ha alcanzado en Siria", así como con su influencia en la región y sus logros en materia de cooperación con actores regionales de la talla de Irán, Turquía y Arabia Saudí.
Rusia sí es 'revisionista'
La nueva estrategia de seguridad nacional de EEUU ha sido generosa con Rusia, bromea el politólogo: "Obama puso a Moscú al mismo nivel de amenazas como el ébola y Daesh (grupo terrorista proscrito en Rusia) y Trump equiparó a Rusia con China y definió a ambos países como 'potencias revisionistas'".
Al reescribir las reglas del juego del orden mundial, Washington "decidió ponerse por encima del derecho internacional y de los organismos internacionales. Tomó decisiones unilaterales sin tener en cuenta los intereses de los demás —fuesen o no sus aliados—".
"Eso se ha acabado. El mundo está cambiando. EEUU va perdiendo influencia mientras que la de otros países va en aumento. Es una nueva realidad y alguien tiene que aceptarlo. Puede ser Washington o puede ser el resto de países. Ya veremos. Es un proceso largo", razona.
Posibles cambios en la política exterior
"En 2012, Vladímir Putin estaba dispuesto a entablar una cooperación muy estrecha con Barack Obama. No pudo ser y EEUU no aprovechó esa oportunidad. Después de Libia, la Primavera Árabe, Siria y, por supuesto, Ucrania, las relaciones cayeron en picado", lamenta Migranyán.
Para el profesor, hay una serie de cuestiones que no pueden ser negociadas.
"Ucrania y Crimea no son negociables. Corea del Norte, sí. Irán, de una manera muy limitada, ya que Rusia ayudó a firmar el acuerdo nuclear y está en contra de un cambio de Gobierno. No habrá giros considerables en la política exterior rusa [tras las elecciones]", concluyó.