El informe reconoce que en enero de 2017, con la investidura del presidente Donald Trump, que había declarado en su campaña electoral su intención de mejorar las relaciones con Rusia, se esperaba un acercamiento entre las dos naciones.
Además, los países europeos vivieron un auge de los movimientos euroescépticos y hasta en la OTAN hubo desacuerdos sobre cómo desarrollar relaciones con Ucrania, Moldavia y Georgia, todos de importancia histórica y estratégica para Rusia.
Todo esto prometía un cambio en los contactos con Moscú. No obstante, con el 2018 a vuelta de la esquina, es evidente que esas expectativas no llegaron a realizarse.
Los euroescépticos en Francia y Alemania no alcanzaron los altos niveles en el poder, y las sospechas de la 'injerencia rusa' en sus elecciones respectivas —algo que Moscú rechaza rotundamente y de lo que no hay ninguna prueba— enfriaron las relaciones.
Finalmente, la OTAN no se desvió de su estrategia de contención de Rusia, desplegando más fuerzas en las fronteras del bloque y no revisó su postura hacia Ucrania, con EEUU incluso considerando suministrar armas letales a Kiev. Ambas iniciativas provocaron la reacción negativa de Moscú.
¿Qué esperar en 2018?
Los temas de Ucrania y Siria, así como la creciente presencia militar de la OTAN en las fronteras rusas y las acusaciones de 'injerencias' dominarán la agenda ruso-occidental, según Stratfor.
En EEUU, si se confirmaran las acusaciones contra Trump de cooperar con los rusos en su campaña electoral, Washington puede endurecer las sanciones, dice el informe. Además, persiste la opción de suministrar armas letales a Kiev.
A cualquiera de estos pasos Rusia podría responder, sea en Ucrania o en alguna otra región del mundo donde Moscú podría dar una respuesta asimétrica, considera el centro analítico.
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Eso no contribuirá a fomentar los acuerdos internacionales sobre el control de armas, ya en peligro de revisión.
La supuesta 'campaña de injerencia rusa' será también un importante tema en las elecciones europeas, teoriza Stratfor.
Rusia no echará de menos a Occidente
Pero lo que el centro analítico destaca en su predicción es el cambio de la política exterior de Rusia.
Así, la presencia rusa en Oriente Medio y en Asia-Pacífico va en aumento, junto con otras regiones de importancia como Afganistán, Venezuela y Libia. Si bien inicialmente se estimaba que el interés ruso tiene un carácter táctico, "las relaciones de Rusia en esas regiones ha evolucionado más allá hacia los considerables intereses políticos, económicos y de seguridad", destaca el documento.
"Manejar las relaciones con Occidente ya no es el rasgo definitivo de la política exterior rusa. Moscú ha creado una sofisticada red de relaciones a lo largo del globo, y mientras el enfrentamiento con Europa y EEUU continuará en 2018, no será nada más que uno de los focos en una multitud de intereses y prioridades de Rusia", concluye el artículo.
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