A pesar de la 'personificación' del actual declive en las relaciones bilaterales con la figura del presidente ruso Vladímir Putin, en realidad, "a lo largo de dos siglos las relaciones siempre fueron rocosas", escribe el autor del artículo, Thomas Graham.
Por su parte, la cooperación entre los dos fue escasa y no privada de dudas mutuas: incluso la lucha común en la Segunda Guerra mundial, respetada por los rusos, "fue más en paralelo que común y también resultó en una división de Europa en dos campos rivales", profundiza el autor.
Tras la disolución de la URSS, vista por EEUU como una 'victoria' en la Guerra fría, Washington estaba esperando que Rusia, carente de opciones, se sometiera al orden liberal democrático propio de las naciones occidentales, y por algún período la economía devastada sí siguió el diseño propuesto.
"Pero con la restauración económica y el restablecimiento de las tendencias tradicionales bajo Putin, las tensiones históricas también volvieron", escribe Graham.
Cambio de estrategia
EEUU debe aceptar una "dura verdad": Rusia no se convertirá pronto, o jamás, a una "democracia liberal que encaje confortablemente en las estructuras de Occidente", propone el autor.
Al mismo tiempo, la posición geográfica, el arsenal nuclear, los recursos naturales, un Ejército competente, diplomáticos de calidad mundial y su aptitud científica asegurarán a Rusia una gran presencia en el escenario mundial.
"A pesar de todos los pronósticos sobre un 'declive', Rusia no desaparecerá como un actor importante", comenta el periodista.
Así que, la cuestión es ¿cómo debe EEUU negociar con Rusia?
Además, es simplemente poco probable que Washington logre aislar a una de las mayores economías del mundo, sobre todo cuando otras grandes potencias, como China y la India, no están dispuestas a someterse al plan norteamericano.
Le puede interesar: Sanciones, la 'droga favorita' de Washington
El pragmatismo debe reinar en las relaciones con Moscú, enfocado en "maniobrar en la rivalidad geopolítica para minimizar el riesgo de un conflicto", propone Graham.
"EEUU sí debe defender rigurosamente sus intereses vitales. Pero al mismo tiempo debe estar preparado para buscar compromisos en los asuntos que no les amenazan", explica.
En cuanto a las injerencias electorales, EEUU debe proteger la integridad del proceso de sus elecciones domésticas, pero también estar dispuesto a discutir los límites de una injerencia similar en Rusia, dado que el aislamiento total es imposible en un mundo interconectado.
Más aquí: Washington se queja de 'hackeos' siendo el líder de las injerencias
Otros asuntos de relevancia deben ser considerados de la misma manera.
"Las amenazas globales requieren acción conjunta de todos los grandes actores, Rusia y EEUU incluidos. (…) Una relación balanceada, sin acentuar las discrepancias históricas, sería beneficiosa para ambos", concluye el periodista.