Según el periódico, en el segundo día de la visita a Arabia Saudí Hariri fue citado por unas personalidades oficiales en la mañana, los agentes de seguridad lo detuvieron entre empujones e insultos, le quitaron todos sus teléfonos permitiendo estar a su lado solo a un guardaespaldas.
Esta declaración provocó sospechas en el Líbano y el presidente del país, Michel Aoun, se negó a aprobarla, pasadas varias horas Hariri logró comunicarse con el presidente y éste comprendió que Hariri no podía hablar libremente, tras lo cual los funcionarios libaneses intentaron convencer a los políticos occidentales de que Hariri estaba detenido, afirma NYT.
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Según sus datos, el primer ministro libanés se mantenía bajo arresto domiciliario sin poder ver a su esposa e hijos, al mismo tiempo trascendió que unos diplomáticos occidentales lograron visitarlo y llegaron a la conclusión que Hariri se portó como una persona libre.
Hariri regresó a Beirut a finales de noviembre y tras reunirse con el presidente Michel Aoun anunció que cambia de parecer y acepta posponer su dimisión.