"Ellos me decían que querían ir a colaborar lo antes posible", dijo la ucraniana que vive en la ciudad de Comodoro Rivadavia en la provincia de Chubut (sur) hace 13 años.
La aeronave trajo consigo un contingente de militares y equipos para la búsqueda del ARA San Juan.
Si bien el equipo ruso llegó con efectivos capacitados para comunicarse con los argentinos, las autoridades portuarias de la ciudad contactaron a miembros de la comunidad que hablan el idioma del país euroasiático para facilitar el trabajo.
Prints llegó a ser colaboradora a través de una amiga que iba a participar como traductora y se enteró de que la Armada necesitaba más personas.
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Desde ahí se creó un grupo en el servicio de mensajería Whatsapp donde se anotaron a quienes sabían ruso y estaban interesados en ayudar.
Prints que concurrió al aeropuerto en la mañana posterior al arribo de la aeronave rusa comentó que entre los anotados para intérpretes se turnaban “a medida que se iba necesitando” dependiendo de la disponibilidad de cada uno.
"A mí me tocó el sábado porque de lunes a viernes trabajo mucho entonces aproveché el día que tenía para descansar", acotó.
"Me trataron muy bien"
Tanto los soldados rusos como los argentinos fueron muy cordiales, dijo quien fuera el nexo para coordinar las tareas de descarga y de resguardo de los contenedores que tenían la tecnología para encontrar el ARA San Juan.
"Me llaman para que los ayude a cómo manejarse en Comodoro [Rivadavia], por ejemplo tienen que sacar dinero del cajero automático o hacer algunas compras", detalló.
Por otro lado, admitió que la tarea de traducir no fue sencilla debido a que hace más de una década que vive en Argentina y "por ahí cuesta volver a hablar el ruso" porque cuando lo hace con amigas o con la familia se mezclan palabras de los dos idiomas.
"Si bien hablamos con mis amigas o mi familia, es otro lenguaje donde vas mezclando palabras, y acá no se podía porque ellos te tienen que entender", justificó.
Memorias del Kursk
"Me acuerdo cuando pasó que tanto en Ucrania como en Rusia se vivió algo muy fuerte porque todos nos preocupábamos por esa cantidad de personas que estaban ahí que no podían salir y no daban señales; era desesperante saber que uno no podía ayudar, no podía dar una mano, entonces este es el momento de ayudar", reflexionó.
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En la opinión de la intérprete el submarino argentino "rememoró un poco aquella situación" y es por eso que Rusia ha insistido con su ayuda.
La historia de dos tripulantes del San Juan que se quedaron en tierra y evitaron la tragedia https://t.co/j6LxZ6T7lG
— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) 27 ноября 2017 г.
Una argentina más
Tatyana Prints nació en Ucrania, pero cuando tenía 16 años se vino a Comodoro Rivadavia por razones laborales de sus padres.
Actualmente, a sus 29 años es ingeniera petrolera y trabaja para una importante empresa del sector.
Su tez blanca y sus ojos claros delatan su origen sin embargo ella se considera "una argentina más".
"Yo ya me siento más argentina, si bien fui a pasear a Ucrania, no volvería a vivir, ya no soy de allá, no soy de acá, pero me siento mucho más de acá", alegó.
Prints es una agradecida a Argentina y por esa razón para ella es importante colaborar con la búsqueda del submarino por la cual se "aferra a la esperanza" de que la nave aparecerá con sus tripulantes vivos.
La Armada argentina confirmó que recibió información de que se produjo ese mismo día y en ese mismo lugar un "evento consistente con una explosión".
La nave, construida en Alemania en 1983 y en servicio para la marina argentina dos años más tarde, se encuentra en su segundo año operativo, después de verse sometida a una extensa reparación entre 2008 y 2014.
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El grupo ruso en Argentina con el cual trabajó Prints incluye a 12 personas, entre operadores del aparato submarino no tripulado Pantera Plus que tiene un alcance de profundidad de 1.000 metros, buceadores de aguas profundas, un médico especialista en problemas conectados con el buceo y dos comandantes.