"Las últimas declaraciones de la Armada argentina parecían confirmar una avería en los bancos de baterías del submarino, que son las que proporcionan energía cuando está sumergido; inicialmente este fallo, si no ha sido ocasionado por una explosión o un incendio, no debería haberlo hundido y (la nave) debería haber sido capaz de contactar con las bases u otros buques", señaló el analista naval español.
También añadió que las malas condiciones climáticas que se registran en la zona dificultan las labores de búsqueda del submarino, que el 15 de noviembre señaló su última posición a 430 kilómetros del punto más cercano de la costa de la Península Valdés, frente al sureste de Argentina, cuando navegaba en aguas del Atlántico desde la ciudad austral de Ushuaia a su apostadero habitual en la Base Naval de Mar del Plata.
La ausencia de señales desde entonces es "muy mala noticia", ya que "implica que el submarino en sí carece de capacidad de emisión de comunicaciones y que sus tripulantes no pueden abandonarlo, (pues) de lo contrario podrían haber intentado contactar a través de medios auxiliares, como los Iridium", indicó Vilches Alarcón, quien ha trabajado en proyectos como el programa de submarinos S80 de la Armada española.
Vilches Alarcón, autor de los libros "Los SSBN de la URSS" y "Los SSGN de la URSS", consideró que si los tripulantes estuvieran a salvo en el interior del submarino y a poca profundidad, podrían sobrevivir varios días, dependiendo siempre de "los equipos que lleven instalados y de las reservas de aire disponibles".
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"La profundidad de la zona de rescate es esencial para mantener una mínima esperanza", aseguró, si bien hay que tener en cuenta que ese submarino colapsaría a unos 500 o 600 metros.
Respecto a los sonidos detectados por la Armada argentina, que podrían proceder del submarino San Juan, Vilches Alarcón opinó que "aunque es perfectamente factible y habitual golpear con objetos metálicos la estructura para ser localizados", las malas condiciones del mar en la zona "taparían esos ruidos para los buques de superficie o sónares".
Trece buques y 10 aeronaves, entre nacionales e internacionales, intervienen en la búsqueda del sumergible.
El buque, construido en Alemania en 1985, se encuentra en su segundo año operativo, después de verse sometido a una extensa reparación entre 2008 y 2014.