Primero, los amigos y socios de Vladislav Filiov, jefe y coproprietario del S7 Group, le describen como un empresario meticuloso que siempre calcula sus riesgos, escribe la revista rusa.
Segundo, el nuevo propietario no es nada ajeno a la industria espacial: se graduó de la famosa Academia Militar Espacial Mozhaiski y sirvió ocho años en las Tropas de Misiles de Designación Estratégica como ingeniero militar.
"Un cosmódromo flotante es una idea genial para Rusia ya que no tenemos tierras en el ecuador para construirlo allá", explica Filiov.
El empresario hace referencia a las ventajas de los lanzamientos desde la línea ecuatorial: usando la rotación de la Tierra a su beneficio, desde el ecuador geodésico los cohetes portadores pueden llevar cargas más pesadas.
Sea Launch on target. pic.twitter.com/DXtY0omoim
— Sergey Borisenko (@pilot_svb) June 24, 2017
La creación del cosmódromo flotante en sí mismo es casi una maravilla, y además un testimonio de superación de varios problemas de carácter tanto tecnológico como político.
Todas las partes fundadoras del proyecto —Rusia, EEUU, Ucrania y Noruega— tenían sus intereses en el éxito, todos eran indispensables, recuerda Popmech.
El nivel de cooperación fue extremadamente alto e interdependiente, algo que se recuerda con una cierta nostalgia en la actualidad:
- La empresa ucraniana Yuzhnoe diseñó y suministró el cohete portador Zenit-3SL, en aquel entonces el más sofisticado y perfeccionado del mundo. Tenía un nivel de automatización sin parangón, aprovechando la herencia militar de la oficina de diseño que fue un prominente creador de los misiles intercontinentales en los tiempos de la URSS.
- La empresa noruega Aker Kvaerner proporcionó la infraestructura marítima: el navío de ensamblaje y de mando Sea Launch Commander y la plataforma de lanzamiento autopropulsada única en su clase Odyssey.
- La empresa rusa Energia diseñó el módulo de aceleración para el Zenit e instaló la infraestructura de despegue en la plataforma marítima. Además, Rusia proporcionaba un 70% de los componentes para el cohete, incluido el motor RD-171, en aquel entonces fuera de competencia en el mundo.
- La compañía estadounidense Boeing se ocupaba de la promoción y gestión de pedidos, así que diseñó el cono de la nariz del cohete que albergaba la carga útil.
Las inversiones en el proyecto alcanzaron unos 3.500 millones de dólares. Sin embargo, el proyecto falló en rentabilidad y entró en quiebra en 2009. La empresa rusa Energia se hizo con la mayor parte de los valores del cosmódromo, y en 2016-2017 vendió las instalaciones al S7 de Filiov.
El mayor problema del cosmódromo ya no es la promoción sino el cohete. Es imposible sustituir rápidamente el Zenit-3SL que cabe en la plataforma de despegue 'como una llave en una cerradura'. Y las tensiones actuales entre Rusia y Ucrania obstaculizan enormemente la procuración de los cohetes.
Pero para Filiov, la situación actual resultó ser una oportunidad: apenas le habrían vendido el cosmódromo si todo estuviera bien, y ahora su S7 Group es la punta de lanza en el negocio espacial por un coste asequible.
"Soy de una generación que construía cohetes y enormes instalaciones espaciales. Me frustraría dejar a nuestros descendientes solo algún iPhone", asevera el ingeniero empresario.
Filiov enumera tres oportunidades a considerar para el Sea Launch. Primero, su plataforma de despegue sigue siendo muy moderna incluso según los estándares actuales. Segundo, ya se ha hecho mucho trabajo para alcanzar el éxito. Tercero, Rusia necesita un cohete pesado al estilo del Zenit para ofrecer servicios de lanzamiento civiles a precio asequible.
La discordia entre Rusia y Ucrania complica la construcción de los Zenit, pero Filiov se muestra optimista.
En todas las épocas, el tema espacial se ha desarrollado a pesar de las discrepancias políticas, evidenciado por las relaciones entre la URSS y EEUU.
"El espacio puede resultar en un lacito que seguirá vinculando a Rusia y a Ucrania. Espero que se convierta en una área de cooperación", afirma.
Otro as en la manga es el motor RD-171, el 'hermano' del impecable RD-180 que EEUU busca sustituir a toda máquina para no depender de las tecnologías rusas. Con el tiempo, progresarán en este ámbito.
Pero tras la disolución de la URSS, Rusia no tiene cohetes desarrollados para este motor. Para el fabricante Energomash 'resucitar' el Zenit puede ser la única salida para mantener la producción de estos aparatos. Para la empresa ucraniana Yuzhnoe tampoco hay alternativas.
Lea más: El fabricante de motores RD-180 comenta el primer éxito de su 'rival'
#Ukrainian #Zenit3SL producer #Yuzhmash “welcomed” the move, #S7Group CEO that the first rockets can be assembled and delivered in 2017. pic.twitter.com/7FQtn0IM4I
— Rick Kusiolek (@GMC2014Americas) September 30, 2016
Esperar la sustitución del Zenit de fabricación rusa "no es una opción" para Filiov.
"En ese caso perderíamos tecnologías, empleados y tiempo, y para entonces, el mercado ya estará ocupado. Necesitamos el Zenit, es la clave para permanecer al día", cree el empresario.
A pesar de las tensiones vigentes y las restricciones de Kiev contra la cooperación con Moscú, es posible ensamblar los vehículos en un tercer territorio, sea EEUU para Sea Launch o Kazajistán para el cosmódromo Baikonur..
¿Un 'Elon Musk ruso'?
A Filiov no le gustan las comparaciones con el director general de SpaceX, Elon Musk, famoso por sus planes audaces en varias esferas de negocios e ingeniería.
Particularmente, el ingeniero ruso no es muy fan de la idea de los cohetes reutilizables, afirmando que desde el punto de vista económico, no funcionan como está planeado 'en el papel'. Por el contrario, considera que los cohetes convencionales aún tienen un gran potencial de reducir el coste de producción.
"Hay que fabricar un producto estandarizado, fabricar cohetes como si fueran rosquillas. Necesitamos el cohete T-34 que nadie vencerá. No hace falta competir en las tecnologías reutilizables con EEUU, hace falta fabricar rosquillas con motores", asegura.