"La Casa Blanca se ha convertido en un jardín de infancia para adultos" (Senador republicano Bob Corker, 8 de octubre de 2017)
En un intento de deshacer el arreglo nuclear que firmaron el 15 de julio de 2015 el Grupo 5+1 (China, EEUU, Francia, Reino Unido y Rusia + Alemania) con Irán, destinado a disminuir drásticamente el enriquecimiento de uranio en el país, a cambio del fin de las sanciones, Donald Trump declaró irresponsablemente y sin ningún sustento que aquel acuerdo era "horrible" y dañino para EEUU. Su partidario, el senador republicano Tom Cotton lanzó inclusive la posibilidad de no sólo aplicar sanciones económicas contra Teherán sino organizar una intervención militar si es que el país sigue con su programa de misiles balísticos y armas nucleares.
Lo que no sabe o no quiere saber Trump, debido a la fuerte presión de los cabilderos israelíes o pro-Israel, es que con Irán se repite la misma historia que con Corea del Norte respecto a la energía nuclear. El programa nuclear iraní 'Átomos para la Paz' fue promovido por Estados Unidos en 1957 y siguió sin interrupción hasta la Revolución que cambió el país en 1979. Henry Kissinger fue el cabildero principal de aquel programa firmando un memorándum titulado 'EEUU-Irán Cooperación Nuclear', que según aquel siniestro y controvertido personaje iba a traer a las corporaciones norteamericanas más de 100.000 millones de dólares.
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En 1976, el presidente Gerald Ford firmó una orden que permitía a Irán comprar tecnología norteamericana para extraer plutonio. Posteriormente, se firmó otro acuerdo multimillonario que permitió a Teherán controlar grandes cantidades de plutonio y uranio enriquecido lo que dio en realidad un visto bueno para la creación de una bomba nuclear. Los mismos personajes que facilitaron el acceso de Corea del Norte a la energía nuclear un tiempo después actuaron de cabilderos para Irán, recibiendo millonarias recompensas. Fueron precisamente los 'halcones' Dick Cheney, Donald Rumsfeld, Paul Wolfowitz y muchos otros neoconservadores los que pusieron en marcha el programa nuclear en Irán y permitieron elaborar el plutonio de combustible para reactor nuclear.
La Revolución iraní de 1979 y posteriormente la guerra entra Irak e Irán que duró de 1980 a 1988 hicieron posponer el programa nuclear iraní y recién en 2000 Teherán comenzó a importar uranio de China. Washington, asustado de la posibilidad de fabricación de una bomba nuclear por los científicos locales, lanzó una operación secreta llamada 'Operación Merlín' proveyendo a Irán un diseño defectuoso de una bomba nuclear para hacer retrasar su intento. Pero le resultó 'un tiro por la culata' porque los científicos locales identificaron los defectos y perfeccionaron su diseño. Ya en 2012, el entonces secretario de Defensa, Leon Panetta, declaró que Irán tenía la capacidad de fabricar una bomba atómica. Por lo pronto, en Irán existen hoy día 16 instalaciones nucleares.
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Tomando en cuenta todas estas condiciones, no le queda a Trump otra alternativa, como igual pasó recientemente con Corea del Norte, que después de seguir con su retórica belicista, declarar en un momento determinado que no está pensando en un conflicto militar que afectaría sobre todo al estrecho de Ormuz, desde donde Teherán controla el paso de más del 40% del petróleo mundial, es decir 6.000 millones de barriles al año. Lo único que podría hacer es retornar a la política de sanciones que el resto del Grupo 5+1 no aprobaría debido a su interés en el gas y petróleo iraní. Esta política de castigo económico ha fracasado en el caso de Rusia y Corea del Norte. Gracias a ella Rusia ha reemplazado a EEUU como el primer productor de trigo en el mundo, mientras que Corea del Norte sigue su rumbo sin interrupciones.
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Irán, para los especialistas de la Heritage Foundation, "representa un desafío más significante para la seguridad de EEUU y de Israel, especialmente como el auspiciador de los grupos terroristas tipo Hizbulá". "Sus misiles balísticos y su potencial capacidad nuclear representan también un peligro a largo plazo para la seguridad nacional norteamericana". Lo que le queda a Washington es revigorizar y modernizar sus Fuerzas Armadas para poder mantener su superioridad militar en el mundo. El problema constituye el dinero que es la clave para lanzar un nuevo programa militar.
Cómo las armas de EEUU acaban en manos de los terroristas https://t.co/9Fy3QbZXh5
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La supuesta 'nueva estrategia' de Donald Trump en Afganistán, después de gastar Washington más de un millón de millones de dólares, consiste en intensificar las acciones militares dándoles mayor libertad de acción y deshacerse de todos los intentos de mejorar la administración en el país y promover la democracia. No hay que olvidar que George W. Bush y Barack Obama estaban guiados en su estrategia en Afganistán por las pautas que trazó el profesor de la Escuela Naval de Guerra de EEUU, Thomas Barnett en su libro 'The Pentagon's New Map: War and Peace in the Twenty-First Century' (2004) ('El nuevo mapa del Pentágono: la guerra y la paz en el siglo XXI').
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Por el momento, el poder de Trump se basa en amenazas. La 'Dama de Hierro' británica, Margaret Thatcher, le diría "ser poderoso es como ser una dama, pero si lo tienes que andar diciendo, es que no lo eres".
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK