Asimismo, un buque de la Armada iraní se acercó el 14 de junio a 800 yardas —menos de un kilómetro— de una flotilla estadounidense alrededor del estrecho de Ormuz.
Encuentros de este tipo no son raros en Ormuz; sin embargo, el contexto ahora sí que es diferente, subraya el autor. "La nueva Administración en Washington es caótica, pero está unida en el deseo de frenar la influencia iraní en la región".
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El mandatario de EEUU calificó la influencia iraní, así como a Daesh y Al Qaeda, como una amenaza global. Cuando Teherán sufrió un ataque terrorista el 7 de junio, Trump sugirió que el Gobierno iraní tenía la culpa de ello.
"Subrayamos que los Estados que patrocinan el terrorismo corren el riesgo de ser víctimas del mal que promueven", declaró en un comunicado la Casa Blanca.
Daesh, un producto manejado por #EEUU y #ArabiaSaudí https://t.co/mfwmMp9b7H pic.twitter.com/i63pSqtIvM
— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) 15 июня 2017 г.
Trita Parsi, jefe del Consejo Nacional Iraní-Estadounidense, publicó este mes un libro titulado 'Perdiendo un Enemigo: Obama, Irán y el Triunfo de la Diplomacia' ('Losing an Enemy: Obama, Iran and the Triumph of Diplomacy', en inglés).
"Al ir a Arabia Saudí y declarar que iba a haber un aislamiento total de Irán, Trump no solo cerró la ventana para un diálogo, sino abrió una puerta para una potencial guerra con Irán", escribió.
La Administración Trump asegura que todavía está revisando la política de Irán, pero el secretario de Estado, Rex Tillerson, afirmó al Senado la semana pasada que EEUU "trabajará para apoyar aquellos elementos dentro de Irán que puedan conducir a una transición pacífica".
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El homólogo iraní de Tillerson, Mohammad Javad Zarif, comentó al respecto en Twitter: "Por su propio bien, los funcionarios estadounidenses deberían preocuparse más por salvar su propio régimen que por cambiar el de Irán, donde acaba de votar el 75% de la población".
Según el autor, existe una creciente preocupación entre los aliados estadounidenses en Europa de que el Gobierno de Trump haya adoptado una postura hacia Irán antes de decidir la estrategia.
No obstante, no toda la creciente tensión es culpa de Trump. El desarrollo del campo de batalla en Siria e Irak lleva a Irán y EEUU hacia una colisión.
"A medida que Daesh desaparece del mapa, existe el peligro de que desaparezca también la tolerancia entre los grupos chiíes, apoyados por los iraníes, y los grupos respaldados por EEUU", advirtió Ilan Goldenberg, exfuncionario del Departamento de Estado de EEUU, citado por el autor.
"Irán ya se está preparando para esa próxima fase y ha comenzado a tomar medidas para ganarla. EEUU todavía está enfocado en Daesh, como si fuera la única prioridad estratégica en la región", cita el periodista a Jennifer Cafarella, experta del Instituto de Estudios de la Guerra.
La decisión de EEUU de abrir un nuevo frente contra Daesh en el desierto del sureste de Siria y establecer un puesto de avanzada en Al Tanf es un desafío a las aspiraciones iraníes de controlar el corredor de Teherán a Damasco y a Beirut.
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Actualmente, EEUU ha reforzado su posición en el área mediante el despliegue de un sistema de misiles Himars. Pero no está claro hasta qué punto los estadounidenses van a mantener el control, subraya el periodista. El secretario de Defensa, James Mattis, ha priorizado la lucha contra Daesh y la amenaza que proviene de Corea del Norte.
Ante la ausencia de una estrategia global de la Casa Blanca, algunos temen que las decisiones tácticas puedan llevar a un conflicto más amplio no deseado, concluye Borger.