El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, aparecerá en el Parlamento catalán el 10 de octubre a las 16.00 GMT para "informar sobre la situación política actual". Esta vaga descripción impide saber con exactitud qué es lo que pasará.
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El tercer artículo de la ley dice que "los resultados del referéndum son válidos", mientras que el cuarto artículo asegura que si el referéndum recibe más votos por la independencia que en su contra, el resultado será la independencia de Cataluña.
Para ello, el Parlamento de Cataluña, dos días después del anuncio de los datos oficiales por parte de la comisión electoral, celebrará un período ordinario de sesiones para la declaración formal de la independencia de Cataluña.
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Una diputada de la coalición Junts pel Sí, Marta Pascal, dijo en una entrevista con la BBC que Puigdemont se limitaría a una "declaración simbólica" de independencia, es decir, que reconocería la fuerza legal de los resultados, pero no declarará formalmente la independencia.
Otra opción fue propuesta por el diputado catalán del Parlamento Europeo Ramon Tremosa: declarar unilateralmente la independencia, luego suspenderla y negociar con Madrid desde esta posición.
Sin embargo, sea como sea, Madrid no va a hablar con las autoridades catalanas con ninguna declaración.
"Bajo chantaje no se puede construir nada. Por tanto, es absolutamente irrelevante que pretendan que la declaración de independencia entre en vigor al día siguiente o que sea una declaración de independencia con condición suspensiva, resolutoria, en diferido o con cualquiera de las múltiples formas que andan circulando por ahí. Vamos a ver si somos serios y dejamos las cosas claras: no se puede construir nada si no desaparece la amenaza contra la unidad nacional. Ni en España ni en ningún lugar del mundo", zanjó el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, en una entrevista para El País.