El Departamento de Estado norteamericano anunció el 29 de septiembre que recortaría significativamente su plantilla diplomática en Cuba en un 60%, además de suspender la entrega de visados a ciudadanos cubanos.
La Administración Trump explicó que la decisión de retirar a una parte importante de sus diplomáticos en la isla se debe a la incapacidad del Gobierno cubano de garantizar su seguridad.
¿Quién es el responsable?
La Cancillería cubana trata de no entrar en una escalada de la tensión y califica la decisión de EEUU de "apresurada", además de advertir que esta puede tener consecuencias negativas para las relaciones bilaterales, en particular sobre la cooperación.
El entrevistado señala que La Habana hizo todo lo posible para evitar la decisión final de EEUU. En particular, el ministro de Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, se reunió con el secretario de Estado norteamericano, Rex Tillerson.
Mirzayán, en su comentario a Sputnik, subrayó que el supuesto incidente con armas acústicas es bastante extraño. El experto pone de relieve que en cualquier caso las acusaciones de EEUU contra Cuba carecen de pruebas.
El analista dice que La Habana no tenía ningún motivo para atacar a los diplomáticos estadounidenses porque Cuba está muy interesada en la restauración de las relaciones económicas y comerciales con Estados Unidos.

Un factor interno
Como resultado, esta decisión no solo perjudicó a los cubanos, sino también a los estadounidenses.
El acercamiento entre Washington y La Habana, iniciado por el presidente Obama, conllevaba muchas ventajas, especialmente en lo que se refería a las relaciones con los países de América Latina. Washington, en aquel momento, tenía la oportunidad de hacer regresar a estos países a su esfera de influencia.
"Con estas decisiones, Trump se dirige al votante republicano, que siempre se ha mostrado en contra de los intentos de Obama de normalizar las relaciones con la Cuba de los hermanos Castro", enfatizó Mirzayán.
Trump sigue en su empeño de deteriorar las relaciones con Cuba. El entrevistado asevera que la clase dirigente estadounidense exige que el mandatario siga con una posición dura contra La Habana, por lo cual es posible que el presidente estadounidense decida llevar sus medidas hasta las últimas consecuencias.
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