"Condenamos todas las violaciones de los derechos humanos y la violencia ilegítima. Estamos comprometidos con la restauración de la paz, la estabilidad", dijo Suu Kyi en una alocución sobre el proceso de paz y reconciliación y condenó las "violaciones de derechos humanos" que pudieron haber agravado la crisis.
Suu Kyi dijo que siente mucho los sufrimientos de todos los grupos en Rakáin.
"Son muchos los que han huido de sus hogares, no solo musulmanes y rohinyás sino también representantes de grupos minoritarios", apuntó.
La líder birmana dijo que Myanmar no teme a que la crisis de los rohinyás sea objeto de "escrutinio internacional".
"Soy consciente de que la atención internacional se enfoca a la situación en el estado de Rakáin y, como dije durante la Asamblea General [de la ONU] el pasado año, Myanmar, como miembro responsable de la comunidad internacional, no teme al escrutinio internacional y estamos comprometidos con una solución sostenible que lleve a la paz, la estabilidad y el desarrollo de todas las comunidades en dicho estado", declaró.
Con respecto a la naturalización de los rohinyás, indicó que se ha elaborado una estrategia para verificar el proceso pero las autoridades chocan con la renuencia de algunas comunidades.
Según Suu Kyi, el Gobierno birmano está dispuesto a lanzar un proceso de verificación en relación con los refugiados que deseen volver de Bangladés a Myanmar.
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"No queremos guerra sino paz, no queremos conflicto sino armonía", aseguró la Premio Nobel de la Paz 1991.
Suu Kyi dijo que Myanmar tiene la determinación de implementar lo más pronto posible las recomendaciones de la comisión creada por el Gobierno y dirigida por el ex secretario general de la ONU, Kofi Annan, para prevenir la violencia en Rakáin.
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Zeid Ra'ad Al Hussein, comparó la situación actual con "un ejemplo clásico de limpieza étnica" y calificó de "claramente desproporcionada" la operación que las fuerzas de seguridad birmanas lanzaron en represalia a los ataques de insurgentes rohinyás.
Los rohinyás se establecieron en Arakán (antiguo nombre de Rakáin) a finales del siglo XIX y a principios del XX, durante la época colonial cuando los británicos alentaron su traslado desde Bengala Occidental a un territorio con escasa mano de obra agrícola.
Birmania, una nación mayoritariamente budista, deniega ciudadanía y derechos civiles a esta comunidad musulmana de unos 1,1 millones de personas, alegando que son inmigrantes bengalíes.
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Suu Kyi, citada por AFP, dijo que siente mucho los sufrimientos de todos los grupos en Rakáin y que Myanmar no teme a que la crisis de los rohinyás sea objeto de "escrutinio internacional".