"Ese problema es uno de los retos más graves con que se enfrenta Birmania, pues la situación en Rakái ha estado complicada durante muchos decenios y sus raíces provienen de los tiempos de la colonia, no puede esperarse que el problema se resuelva en 18 meses", dijo la líder política del país, galardonada con el premio Nobel de la paz.
La política aseguró que el Gobierno de Birmania intenta mejorar las condiciones de vida de los rohinyás, siguiendo las recomendaciones de la ONU, pero cuenta con pocos recursos.
Otro problema, según Suu Kyi, radica en que las autoridades se ven obligadas a separar a los habitantes pacíficos de Rakáin de los separatistas radicales.
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Unas 400 personas murieron en el estado noroccidental birmano de Rakáin desde el 25 de agosto en los enfrentamientos entre las fuerzas gubernamentales y los insurgentes rohinyás.
La cifra incluye a unos 370 insurgentes, 13 agentes de seguridad, dos funcionarios y 14 civiles, según medios internacionales.
Los rohinyás se establecieron en Arakán (antiguo nombre de Rakáin) a finales del siglo XIX y a principios del XX, durante la época colonial cuando los británicos alentaron su traslado desde Bengala Occidental a un territorio con escasa mano de obra agrícola.
Birmania, una nación mayoritariamente budista, deniega ciudadanía y derechos civiles a esta comunidad musulmana de unos 1,1 millones de personas, alegando que son inmigrantes bengalíes.