Me tocó la misión de relámpago: rasgar un instante las tinieblas; fulgurar apenas sobre el abismo y tornar a perderse sobre el vacío (Simón Bolívar, 1830, Carta a Fanny Dervieu du Villars).
En realidad, no hay muchas alternativas para elegir en el actual complicado contexto nacional, regional y global, dominado por el avance de la derecha al poder. Lo único que les queda a los ecuatorianos es seguir con su Revolución Ciudadana, haciéndola más participativa y transparente, o retornar al modelo neoliberal para entregar el país a la oligarquía, a la banca usurera, todos al servicio incondicional de Washington.
Pero lo más curioso y de paso alarmante en su alocución de bienvenida a los directivos de la prensa fue cuando les dijo: "Respiren los aires de la libertad, no hay satisfacción más grande". Con esta frase, prácticamente afirmó que, durante 10 años, cuatro meses y nueve días de la Presidencia de Correa, la libertad estaba ausente o restringida.
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Los que estábamos siguiendo la trayectoria del presidente Rafael Correa desde el 2007 al 2017, hemos sido testigos de una sistemática guerra mediática globalizada contra el propulsor de la Revolución Ciudadana desde el primer hasta el último día de su Gobierno.
Decía Bernard Shaw que "la libertad significa la responsabilidad". Sin embargo, 'la responsabilidad' ha sido interpretada durante siglos por la prensa al servicio de la oligarquía nacional y las transnacionales desde el punto de vista de los intereses de sus patrocinadores o sus amos, es decir, unilateralmente. Así, la prensa ecuatoriana, en su mayoría, se convirtió en la propietaria de la verdad.
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A instancias de Washington y de sus generosas propinas por medio de numerosas organizaciones no gubernamentales (ONG), la USAid y la NED, la prensa manejada por la oposición intensificó aún más los ataques contra Rafael Correa después de que el presidente reorientara la política comercial hacia China y los países de la ALBA, la CELAC y Rusia, clausurara la base militar estadounidense de Manta, cancelara los proyectos de la USAid y organizara la salida de Ecuador del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR).
En 2007, unas 19 familias controlaban 287 canales de televisión. Entre seis y ocho canales de televisión con cobertura nacional estaban ligados a los bancos privados. En estas condiciones, los medios de comunicación en manos privadas representaban un 'poder de facto', declarando a Rafael Correa un "dictador" con el cual no se podía entablar un diálogo.
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Con la puesta en marcha de la Ley Orgánica de Comunicación en 2013, que estableció la distribución equitativa de frecuencias de radio y televisión, la guerra mediática contra Rafael Correa se hizo aún más despiadada y carente de toda ética. A los dueños de medios de comunicación no les agradó el hecho de quedarse solamente con el 33% de las frecuencias radioelectrónicas. El resto fue distribuido en la siguiente proporción: el 33% al sector público; 10% a la iglesia; y el 24% a las comunidades. Los exdueños de la 'verdad' que usaban la libertad de injuriar como si fuese una opinión denunciaron al unísono el "linchamiento mediático" debido a la 'ley Mordaza'.
Ya varios periodistas de opinión del periódico ligado al Gobierno El Telégrafo, como Alfredo Vera, por ejemplo, consideran que "será difícil que Lenín Moreno continúe el camino que fue trazado durante 10 años por Rafael Correa" (18-07-17). Otro columnista del mismo periódico que siempre apoyó al expresidente, Sebastián Vallejo, de pronto descubrió con la partida de Rafael Correa a Bélgica que "lo que está cosechando Alianza País son 10 años de una cultura democrática muy pobre y una excesiva centralización".
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Los más poderosos periódicos de la derecha ecuatoriana, El Comercio y El Universo, han empezado a presentar a Lenín Moreno como un verdadero líder democrático que siente el pulso de su pueblo. Las alabanzas se intensificaron después de designar el presidente al derechista exeditor de El Comercio, Fernando Larenas, como director editorial del periódico público de El Telégrafo, de mayor importancia para la Alianza País.
Por supuesto que, el mayor enemigo de la Revolución Ciudadana, el banquero Lasso, mandó inmediatamente su 'felicitación' a Lenín Moreno y, cómo no, pues la derecha ya tiene su representante en el mayor periódico público del país. Fue el mismo Guillermo Lasso quien durante la última campaña electoral se olvidó de la tolerancia, el diálogo, el respeto y llamó abiertamente a la violencia contra la dictadura de Alianza País. Sus huestes quisieron inclusive incendiar la capital al enterarse de su derrota en las elecciones presidenciales.
Ahora Guillermo Lasso se está autoproclamando el defensor de la democracia y de los derechos humanos, olvidándose de su promesa electoral de expulsar a Julian Assange de la embajada de Ecuador en Londres. A la vez, el mismo siniestro personaje está tratando de entablar una sutil amistad y diálogo con el presidente Lenín Moreno.
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La supuesta 'dictadura' que instaló Rafael Correa es otro mito, otra 'falsa bandera'. Basta acordarnos del informe de uno de los más prestigiosos 'think tanks' británicos, World Values Survey 2014, que anunció que "Ecuador es uno de los países del mundo gobernado más democráticamente, incluso más que Estados Unidos, el Reino Unido y Francia".
Definitivamente, Lenín Moreno tiene que ser muy cuidadoso en su diálogo con los que representan los intereses de la oligarquía y las transnacionales en su intento de encontrar un camino más transparente y unificador para su país y no olvidar el legado de su predecesor que retornó el prestigio, la fe en sí mismo y la dignidad a los ecuatorianos e hizo crecer su clase media en 10 años de un 13% al 49%.
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Por supuesto que el diálogo es siempre necesario, pero hay que tomar en cuenta que el "diálogo", según Rafael Correa, "es bienvenido… pero hay que saber con quiénes te sientas a la mesa y no dialogar con quienes saquearon Ecuador".
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK