Dos días de reuniones entre Putin y Xi demuestran sólo una cosa: que las relaciones entre ambos países está en otro plano, sin parangón entre las que pueden tener otras dos potencias a nivel mundial. No en vano tienen un Tratado de Buena Vecindad, Amistad y Cooperación, que recoge los principios fundamentales y las áreas de la cooperación bilateral.
Intensificaron acuerdos: comerciales, energéticos, y de cooperación estratégica, no sólo en geopolítica, sino también en el campo de la información entre las agencias estatales Sputnik y Xinhua, y la compañía de radio y televisión de Guangdong.
También reforzaron los lazos estratégicos. Entre otros: abogan por respetar la soberanía de Siria y solucionar la crisis en el país árabe por la vía diplomática, y respaldar a la ONU y a la OPAQ en la investigación del presunto uso de armas químicas. También, el compromiso con la desnuclearización de la península coreana, e inciden en que el diálogo y las consultas son la única manera eficaz de resolver los problemas.
Tal es la conciencia sobre la importancia crucial en la arena internacional de ambos países, que el primer ministro de Japón, Shinzo Abe, avisó sobre su intención de pedir a Vladímir Putin y a Xi Jinping en la cumbre del G-20, asumir una posición "más constructiva" respecto a Corea del Norte y sus lanzamientos de misiles.
Pero, ¿qué significa el hecho de que en un plazo menor a dos meses, los mandatarios de Rusia y China se hayan reunido tres veces? El analista internacional Juan Aguilar tiene la respuesta.
"Significa que poco a poco, en un proceso absolutamente encausado, las relaciones ruso-chinas, han pasado de ser una relación de vecindad y de interés comercial, a tener un carácter estratégico. Eso es lo único que justificaría que haya reuniones al más alto nivel a este ritmo", explica.
Acerca del acuerdo de cooperación entre las agencias estatales Sputnik y Xinhua, y la compañía de radio y televisión de Guangdong, Aguilar entiende que esto "implica trasladar al mundo una interpretación de los acontecimientos, más acorde con la visión ruso-china, y de los países que están en esa órbita".
La intensificación de las relaciones entre ambos países ha echado raíces que son mucho más profundas, y de un trasfondo muy importante. Se ha pasado ya de las relaciones formales de tipo diplomático, a la confianza.
Así, el también periodista explica que "todo ese sistema de inversiones en el cual China va a intentar buscar su ruta (de comercio) más corta, que tradicionalmente ha sido la Ruta de la Seda, tiene un trasfondo estratégico que va a afectar necesariamente a las políticas militares, porque todo eso hay que defenderlo, porque no puede quedar al albur que se introduzca el Estado Islámico o los piratas, o haya enclaves controlados por la OTAN, o la flota norteamericana, que pueda interrumpir en un momento dado el flujo comercial", indica el experto.
"Esto ya no es una cuestión de 'se reúnen dos jefes de Estado y firman un acuerdo comercial'. Estamos hablando de una cosa mucho más importante, y es evidente que Rusia y China se convirtieron en los dos puntales principales de la Unión Económica Euroasiática y la Organización de Cooperación de Shangai. Es decir, estamos viendo la transformación de todo un entorno, que tiene la mayor población del mundo, la mayor fuente de recursos, la mayor cantidad de territorio, de cómo se va coordinando para conformar otro orden internacional", concluye Juan Aguilar.