Pero, para entender cómo ha llegado este conflicto hasta tal punto, es necesario adentrarse en los acontecimientos que lo precedieron.
Génesis del conflicto
A finales del siglo XIV, la expansión del Imperio otomano llegó hasta estas latitudes. Después de la Batalla de Kosovo en 1389 —hecho que dejó una gran huella en el legado histórico, folklore e identidad nacional de los serbios—, el pueblo eslavo fue paulatinamente desplazado de Kosovo y otras tierras del sur de Serbia. En su lugar, los turcos dieron el derecho de asentarse a sus nuevos súbditos: los albaneses, la mayoría de los cuales, por aquel entonces, se habían convertido al islam.
Este hecho derivó en un antagonismo entre el pueblo serbio, que considera el territorio de Kosovo como la cuna de su nación, y los descendientes de los colonos albaneses, que ahora constituían la mayoría de su población. Durante todo el siglo XX y principios del XXI, ese antagonismo tendría múltiples repercusiones, con limpiezas étnicas, desplazamientos masivos y conflictos bélicos entre ambas partes.
Conflictos antecedentes
El estallido de la Primera Guerra Mundial generó una oportunidad para los albaneses kosovares de separarse del Reino de Serbia. Algunos de sus líderes se aliaron a la coalición formada por los imperios alemán, austrohúngaro y otomano. Entre 1914 y 1915, obligaron a retirarse a las fuerzas serbias que, sin embargo, recuperaron sus territorios tras la victoria en la guerra en 1918.
En el marco de la Segunda Guerra Mundial, el Ejército nazi invadió y desarticuló el entonces reino de Yugoslavia, del cual Serbia formaba parte. En particular, gran parte de Kosovo le fue entregada a Albania, que por aquel entonces estaba ocupada por la Italia fascista.
Grupos armados albaneses, al servicio de la Administración nazi, se vieron involucrados entonces en redadas contra la población eslava, judía y gitana. Se calcula que más de 100.000 serbios huyeron de la zona y entre 10.000 y 30.000 fueron asesinados.
Tras la caída del nazismo en Europa, la nueva República Federal Popular de Yugoslavia retomaba el control sobre lo que ahora sería el Área de Kosovo y Metojia. Con motivo de las políticas de "hermandad y unidad" del presidente Josip Broz 'Tito', la autonomía de Kosovo aumentó durante los años 70. La constitución de 1974 daría origen a la provincia autónoma socialista de Kosovo, con un Gobierno local en manos de la comunidad albanokosovar. Además, uno de sus miembros integró el Consejo federal.
Guerra de Kosovo e intervención de la OTAN
La escalada culminó en el revocamiento de la autonomía por parte del Gobierno central de Serbia en 1989, seguido por una declaración de independencia de Kosovo en 1991. Hacia esa época, se produjeron diversos enfrentamientos entre el Ejército yugoslavo y las guerrillas del recién creado Ejército de Liberación de Kosovo (UCK). Pero no fue hasta 1998 cuando estos enfrentamientos despertaron el interés de la comunidad occidental.
Diferentes trabajos de investigación sostienen que la Guerra de Kosovo formó parte de una campaña orquestada por EEUU con el objetivo de aproximar la desintegración de Yugoslavia y establecer su control sobre la región.
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Misiones pacificadoras
La seguridad de la región y la supervisión del alto el fuego recayeron en la fuerza internacional KFOR (del inglés 'Kosovo Force'). Pese a esto, en el territorio bajo su control han tenido lugar múltiples actos de venganza.
El más relevante sucedió en marzo de 2004, cuando grupos albaneses realizaron en Kosovo redadas contra la población serbia, quemando 800 hogares y 36 iglesias. Dieciséis civiles fueron asesinados por la multitud y cerca de 4.000 personas se vieron obligadas a abandonar sus viviendas. La revista alemana Der Spiegel publicó entonces un artículo titulado 'Los conejos del Campo de Kosovo', en el que quedaba acreditado que las fuerzas pacificadoras del país germano no hicieron nada para prevenir el saqueo del monasterio de los Santos Arcángeles, construido en 1352, por parte de los albaneses.
En diciembre de 2007, la Unión Europea decidió enviar una misión estabilizadora (EULEX) a la región de Kosovo, con la finalidad de traspasar la misión de la ONU en Kosovo a manos europeas. Esta misión fue considerada ilegal por las autoridades de Serbia y Rusia, ya que entra en contradicción con el programa encomendado por la Resolución 1244.
Década de crímenes
A pesar de las misiones internacionales de seguridad, la desestabilización de la región ha creado en Kosovo "un santuario para el crimen organizado", según advertía Miroljub Labus, vice primer ministro del Gobierno federal yugoslavo a principios de la década del 2000.
Así, varios informes de Transparency International apuntan a las mafias albanesas y sus representantes en Kosovo como el mayor foco de tráfico de drogas, cigarros, vehículos robados y personas en Europa. Según estimaciones, más de la mitad de la heroína que se vende hoy día en el Viejo Continente es de origen albanés.
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En 2008, un informe del Servicio de Inteligencia alemán (BND) apuntaba que los líderes de las guerrillas albanokosovares, Hashim Thaci, Ramush Haradin y Xhavit Haliti, tenían una importante participación en el crimen organizado. En particular, se les acusaba de "dirigir una red criminal en todo Kosovo" en la década de los 90, cuando llegaron a ordenar el asesinato de 11 de sus contrincantes. Más tarde, estas figuras se pondrían al mando del proceso separatista en Kosovo.
En 2010, el diario británico The Guardian citaba una investigación contratada por el Consejo de Europa.
"Thaci [entonces primer ministro del Gobierno autoproclamado de Kosovo] y otros miembros del grupo de Drenica [facción del UCK, el Ejército de Liberación de Kosovo, del que Thaci era líder político] son nombrados como 'actores clave' en informes de inteligencia sobre las estructuras del crimen organizado de tipo mafioso en Kosovo. He examinado estos diversos y voluminosos informes con consternación y una sensación de indignación", compartía el autor del informe y experto en derechos humanos Dick Marty.
De acuerdo con la investigación, la relación de Thaci con el crimen organizado comenzó cuando el grupo que él lideraba se convirtió en la facción dominante del UCK. Su supremacía les permitió entonces tomar el control de "la mayoría de las empresas criminales ilícitas" en las que los kosovares estaban implicados en la frontera con Albania.
Los testimonios apuntan a que los líderes del grupo de Drenica "tuvieron la mayor responsabilidad" en lo que les sucedió a los presos serbios. Algunos de estos prisioneros fueron transferidos a una prisión provisional al norte de Tirana, donde fueron asesinados con el fin de conseguir sus riñones y venderlos en el mercado negro de órganos, según The Guardian.
"Cuando los cirujanos de trasplantes confirmaban que estaban listos para operar, los prisioneros eran sacados de la 'casa segura' de uno en uno, ejecutados sumariamente por un pistolero del UCK y sus cuerpos transportados rápidamente a la clínica".
La grave acusación se corresponde con la insinuación que hizo la fiscal para crímenes de guerra en la Haya, Carla del Ponte, quien afirmó que el Ejército de Liberación de Kosovo habría traficado con prisioneros serbios, a quienes se les quitaron órganos en Albania.
Declaración unilateral de independencia
Pese a no ser reconocido como un país de pleno derecho por la ONU, hoy día Kosovo actúa como un Estado independiente. Mantiene relaciones con varios países el mundo, se rige por su propio sistema de leyes e incluso utiliza el euro de facto como moneda de uso. La república autoproclamada integra hoy diversas organizaciones internacionales, como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial o la FIFA. No obstante, otras organizaciones, como la Unesco, han rechazado su solicitud de ingreso.
"He dejado claro que pasos unilaterales como estos no ayudan y he urgido a las autoridades kosovares a mantener el contacto con Belgrado", compartió Stoltenberg en un comunicado, avisando de que si Pristina toma la decisión, la OTAN revisará su nivel de compromiso.
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