Según el investigador del Instituto Cato, Washington creó "un terrible precedente" con la intervención en el conflicto de Kosovo.
"Considerada como defensiva, la alianza de EEUU atacó a un país que no había atacado a sus miembros, pasó por alto las protestas de Moscú y separó con el uso de la fuerza una provincia de un Estado soberano", recuerda el autor.
Sin embargo, Washington y la Unión Europea "aprobaron sin vergüenza" la declaración propuesta por Pristina (la capital de Kosovo), sin la participación del Consejo de Seguridad de la ONU.
El periodista opina que fue una "medida muy controvertida". Además, no todos los países europeos apoyaron esta política, temiendo que tendría consecuencias en el futuro. En particular, España se preocupó de que la decisión reforzara el sentimiento separatista de los vascos y los catalanes, recoge el artículo.
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"La falta de lógica y la arrogancia de esta posición eran impresionantes", reconoce el autor del artículo.
Varios meses más tarde, EEUU y sus aliados acusaron a Moscú de ser el responsable de la guerra en Georgia, aunque la posterior investigación de la UE responsabilizó principalmente a Tiflis de lo ocurrido, recuerda el columnista.
A finales del mismo mes, Moscú reconoció la independencia de Osetia del Sur y de otra república, Abjasia, a lo que Tiflis respondió con la ruptura de las relaciones diplomáticas con Rusia.
El conflicto duró solo cinco días, y después el Kremlin dejó claro que las tropas rusas seguirían defendiendo la autonomía de Osetia del Sur y Abjasia, señala Carpenter.
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Resulta obvio el paralelismo con la forma en la que la OTAN impidió a Serbia recuperar el control sobre Kosovo, opina el analista.
En relación con la situación en Crimea, Barack Obama declaró enfadado en una rueda de prensa que Rusia no debería permitirse "cambiar las fronteras de Europa a punta de pistola". Sin embargo, ninguno de los periodistas presentes le preguntó al entonces presidente de EEUU qué pensaba acerca de las acciones de la OTAN en Kosovo, subraya Carpenter.
Cabe mencionar que Crimea volvió a ser parte de Rusia tras celebrar en marzo de 2014 un referéndum en el que la mayoría aplastante de los votantes, más del 96%, avalaron esta opción. En Kosovo, el Parlamento declaró la independencia unilateralmente.
A través de esta misión, la OTAN se ha transformado cada vez más de una alianza militar defensiva en un mecanismo para llevar a cabo "agresivas cruzadas constituyentes".
Washington siguió socavando el derecho internacional mediante la concesión de independencia a una entidad separatista sin la aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU.
"En Kosovo, EEUU y sus aliados en la OTAN envenenaron aún más las relaciones con Rusia. En todos los aspectos, la misión de Kosovo, encabezada por Estados Unidos, fue miope y contraproducente", concluye Carpenter.