Ese viaje "marcó la experiencia más importante de la CIDH en la lucha por la vigencia de los derechos humanos y la construcción de una memoria", constató el presidente de la Comisión, el peruano Francisco Eguiguren.
El organismo, que hace parte del sistema de la Organización de los Estados Americanos (OEA), recibió más de 5.000 denuncias durante su estadía en 1979, cuando arreciaba el terrorismo de Estado y la Junta Militar gobernante negaba la violación de derechos humanos.
Con el paso del tiempo, la CIDH ha constatado que las diversas temáticas vinculadas con los derechos humanos son difíciles de tratar por lo general, mientras que entre los organismos del Estado "es un asunto que apasiona y polariza", comentó el presidente de la Comisión.
"La causa de los derechos humanos nos obliga a alcanzar una estatura moral que a veces no es espontánea, ya que a veces hablamos de ellos como si fuera un tema lejano y distinto, cuando son nuestros", afirmó.
El titular de la mesa directiva de la CIDH anunció que a partir del miércoles tendrán lugar las sesiones públicas que abordarán distintas temáticas relacionadas con los derechos humanos en Brasil, Chile, Paraguay, Perú y Uruguay.
"Durante el periodo de sesiones no se decide nada del país anfitrión", recordó Eguiguren.
Bienvenida del Gobierno
Tras permanecer en el país durante 17 días, la CIDH publicó su informe relativo a Argentina en 1980, "cuando expuso la sistematicidad de violaciones a los derechos humanos y comprobó la existencia de desapariciones forzadas, torturas y ejecuciones extrajudiciales, mientras la dictadura lo negaba".
Según el viceministro, esa visita de la CIDH tuvo un impacto en el propio organismo, "porque desde entonces tuvo un papel más preeminente y público".
"Fue muy importante este antecedente en la lucha contra la impunidad porque la CIDH ha mantenido además posturas sustanciales que han contribuido al desarrollo de políticas públicas", valoró el funcionario.
El vicecanciller también aludió a los problemas económicos que arrastra la CIDH desde mayo de 2016, cuando tuvo que suspender sus audiencias por falta de financiamiento
En este aspecto, el Gobierno argentino se ha manifestado partidario de aumentar el presupuesto de la Comisión en el ámbito de la OEA, del mismo modo que ha cursado su invitación a Buenos Aires para que la CIDH continúe con su mandato, señaló Villagra.
El ministro de Justicia, Germán Garavano, también defendió la estadía de la CIDH en el país, y aseguró que era un "honor" recibirla.
"La Comisión está para fijar estándares, y es esa luz la que debemos seguir", aseguró en el acto de inauguración en un hotel en el barrio capitalino de Retiro, hasta el que se acercaron personalidades como el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel.
Por eso hay que evitar la lógica de que sea bueno que la CIDH "critique a otros Gobiernos y malo si habla del mío", afirmó Garavano.
"Más allá de las diferencias políticas, el desafío de nuestra sociedad es desterrar cualquier rastro de violencia y emprender un camino juntos para que los derechos humanos sean de todos", sentenció.
La OEA creó, por decisión de sus Estados miembros, un sistema interamericano de supervisión de los derechos humanos compuesto por la CIDH, que está próxima a cumplir 60 años, y por la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
La CIDH es el órgano técnico especializado en derechos humanos con autonomía e independencia de los órganos políticos de la OEA.
Los siete comisionados que encabezan la CIDH son independientes y elegidos por la Asamblea General de la OEA a propuesta de sus Estados miembro.
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Su actual secretario ejecutivo es el jurista brasileño Paulo Abrao.