"¿Creen que yo puedO empezar una guerra con China? ¿Acaso tengo misiles para atacarla?", preguntó Duterte en una entrevista con medios rusos.
El presidente filipino añadió que "si sucediera, sería una masacre".
En los meses previos al diálogo, las dos partes intentaron marcar y expandir su presencia en las aguas disputadas.
Según la prensa china, Pekín está completando la construcción de bases aéreas en los arrecifes Subi (Zamora), Mischief (Panganiban) y Fiery Cross (Kagitingan) e instaló lanzadores de cohetes antibuzos Norinco CS/AR-1 en esta última isla, administrada por China pero reclamada también por Filipinas, Vietnam y Taiwán.
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El 12 julio de 2016, la Corte Internacional de Arbitraje de La Haya desestimó a petición de Manila las pretensiones territoriales de Pekín dentro de la llamada "línea de los nueve puntos" en el mar del Sur de China.
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El tribunal decidió que no hay evidencias históricas de que China haya ejercido un control exclusivo sobre las aguas de este mar, que reclama casi en su totalidad y que es disputado también por Brunéi, Filipinas, Malasia y Vietnam.
"En el asunto del mar de la #China Meridional, China no es el atacante sino la víctima" https://t.co/icdMKHQWxH pic.twitter.com/d0d2aNDw9w
— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) 11 de julio de 2016
La sentencia fue celebrada por Filipinas, que había apelado de forma unilateral a la Corte de La Haya a principios de 2013, pero provocó un enérgico rechazo por parte de China que negó la jurisdicción del tribunal y la tachó de nula.
En enero de 2017, China y Filipinas establecieron crear un mecanismo para mantener consultas sobre el mar del Sur de China, al que corresponde una tercera parte del tráfico mundial de mercancías y cuya plataforma es rica en recursos naturales.