"Si uno visita Puerto Rico no entiende en primera instancia dónde está ese nivel de pobreza o esa desesperación que ya empieza a sentir el pueblo. Bajo la teoría del endeudamiento progresivo, el país tiene una infraestructura y una apariencia de modernidad que hace que muchos se confundan cuando lo visitan por un tiempo breve", explicó a Sputnik el abogado Carlos E. Ramos, catedrático de la Universidad Interamericana de Puerto Rico.
Las medidas de austeridad, implementadas recientemente por el Gobierno de la isla y la Junta de Supervisión Fiscal designada por el Gobierno de los EEUU, llevaron a que miles de personas se manifestaran en las calles. La concentración más multitudinaria tuvo lugar el 1 de mayo, con algunos incidentes aislados.
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"No hay más movimientos de protestas en las calles porque todavía los subsidios del Congreso de los EEUU son muy altos. De ese mismo 45% que está por debajo de la línea de pobreza, muchos reciben subsidios financieros mensuales a través del programa de cupones de alimentos del Gobierno de EEUU. Son una especie de válvula de escape que evita que las manifestaciones que se vieron sean más frecuentes", explicó el entrevistado.
Según Ramos, la actual situación económica de la isla se remonta a 1898, con el inicio de la administración colonial de EEUU sobre la isla, tras la guerra con España. En 1952, el Capitolio delegó a Puerto Rico algunas competencias y la isla comenzó a tener un Gobierno propio con capacidades limitadas, entre ellas la de endeudarse. El Parlamento estadounidense permitió en 1961 que la isla elevase el techo de su deuda. De ese modo, se estableció una "estrategia de desarrollo económico" basado en el "endeudamiento progresivo".
Por la normativa vigente, el Capitolio es "el órgano que tiene el último poder" sobre el territorio caribeño. Ramos consideró que "en los últimos 20 años se ha acentuado de forma dramática una gran indiferencia y desdén" del Congreso de los EEUU en los asuntos relativos a Puerto Rico. Esta situación, dijo, se agravará con la administración de Donald Trump.
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En materia geopolítica, "aunque Puerto Rico ha sido y sigue siendo un punto importante de transición entre EEUU y América Latina", el deshielo de las relaciones con Cuba y otras situaciones en la región aumentaron este 'desdén' al que hizo referencia el abogado.
"Eso se acentúa con el presidente Trump, que como muchísimos norteamericanos no entiende la relación política entre Puerto Rico y EEUU y nos ven desde una perspectiva sociológica y cultural como un país extraño", comentó el analista.
"El Congreso y el Gobierno de los EEUU no quieren que Puerto Rico preste atención a su problema territorial colonial en estos momentos de quiebra económica. Mucho menos están dispuestos a aceptar una petición de anexión, porque no ganan nada con anexar un territorio en quiebra. Por lo tanto, el mensaje detrás es: 'Pospongan esa decisión hasta que salgan de la quiebra y ya veremos'", concluyó Ramos.