Las bombas soviéticas JAB-250 "nunca se exportaron fuera de la Unión Soviética y se reciclaron hasta la última en los años 60", dijo Konashenkov comentando las informes de la ONG Human Rights Watch sobre los acontecimientos en Jan Sheijun.
Señaló además que no estaban diseñadas para cargarlas con sarín.
"Las bombas JAB-250 no estaban diseñadas y nunca estuvieron cargadas con sarín, y lo que es más importante (…) nunca dejarían un cráter ya que explotaban en el aire a una distancia de 30-70 metros sobre el suelo", destacó el portavoz del departamento militar ruso.
"Ningún experto de la OPAQ o de cualquier otro país occidental viajó a Jan Sheijun", apuntó Konashenkov.
Hace una semana, explicó el portavoz, los militantes locales al enterarse de una visita de los expertos de la OPAQ a Jan Sheijun, cubrieron de cemento "el único cráter" que fue producido por una presunta bomba química.
"Cabe señalar que la prueba principal que tiene HRW, es la foto de un modelo de JAB-250 que está en el museo de las Fuerzas Armadas de Rusia en Moscú", recalcó.
La oposición siria denunció el 4 de abril un supuesto ataque con armas químicas en la ciudad de Jan Sheijun, que se saldó con más de 80 muertos, según la Organización Mundial de la Salud.
Además culpó a Damasco por la tragedia, pero las autoridades sirias rechazaron la acusación alegando que todos sus arsenales químicos fueron eliminados en 2016 bajo la supervisión de la OPAQ.
Por su parte, Rusia supuso que el incidente de Jan Sheijun es un montaje o resultado de un bombardeo de la aviación siria sobre los depósitos terroristas que contendrían municiones químicas destinadas para los yihadistas de Irak.
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Sin embargo, el 7 de abril EEUU atacó con 59 misiles la base aérea siria de Shairat sin esperar ninguna investigación ni presentar pruebas irrefutables, tras lo cual los terroristas lanzaron una ofensiva contra el Ejército sirio.